If, por Luis Pancorbo

El If de Marsella es un peñón grisáceo, una mota de roca realzada por la historia de Dumas sobre "Edmond Dantès".

If, por Luis Pancorbo
If, por Luis Pancorbo / Ximena Maier

Siempre nos quedará If, un peñón soleado y de lo más interesante de Marsella. Cierto que La Canebière supone un buen paseo mediterráneo y aún mejor desde que el halo de la mafia se difuminó en el Vieux-Port. Pero Marsella siempre va más allá de las apariencias y del pastis. En la universidad marsellesa de Luminy conocí al paleoantropólogo Maurice Taieb, el hombre que anticipó en 1973 las expediciones por el Afar etíope, como la que permitió a Donald Johanson descubrir a Lucy, un esqueleto de homínido, una especie de madre primordial. "Lucy en el cielo con diamantes" se oía cantar a los Beatles en el campamento y con Lucy se quedó aquella pequeña mujer de pelvis casi intacta de una australopiteca de hace 3,2 millones de años. Taieb guardaba huesos del Afar en un maletín como si fueran joyas de Cartier. Luego los mostraba con cierta unción, aunque no fuesen precisamente reliquias de Santa Lucía. El 13 de esta Luna se celebra la fiesta de esa santa siciliana, cuyo cuerpo momificado alguien robó y vete a ver qué pasó con los fragmentos. Y, sin embargo, en Suecia celebran su Luciafest con velas y bebidas calientes. Es el día más corto del año y debe ganar la luz sobre el humo, la tiniebla y hasta la nostalgia. Por eso unas chicas rubias con coronas de velas te llevan el desayuno a la cama cantando.

Pero a la mirada viajera no le falta el sol si se dirige a If. Es el famoso islote donde Alejandro Dumas ubicó la prisión de Dantès, el Conde de Montecristo. A otros If les trae el recuerdo del poema de Kipling, ese que sirve a diestra y siniestra para robustecer el ánimo de los adolescentes. A uno le parece curioso que If, tan asertivo en Kipling, sea un condicional español a veces lleno de astucia. El de si tuviera tiempo, te llamaría.

El If de Marsella es un peñón grisáceo que se eleva a una milla del puerto. Una mota de roca realzada por la historia de Dumas sobreEdmond Dantès y el abate Faria (en la realidad José Custodio de Faria, un monje portugués de Goa con poderes mesmerizadores o hipnotizadores). La ficción de Dumas hundía sus raíces en una desgracia tan real como la que sufrió Pierre Picaud. Acusado de ser espía inglés, fue arrojado a una mazmorra, aunque no en If sino en Fenestrelle, una fortaleza del Piamonte. Dumas se inspiró en eso y en El diamante y la venganza, historia que publicó Jacobo Peuchet sacándola de los archivos de la Policía de París. No me extraña que a Stevenson le gustase más el tono y autenticidad de otra obra de Dumas como El vizconde de Bragelonne, que confesó haber leído con pasión cinco o seis veces.

If siempre anduvo nadando entre dos aguas, supercherías e iniquidad. Sirvió para encerrar y torturar a 3.500 protestantes. Al general Kléber, general de campañas napoleónicas en Egipto, lo guardaron allí en un ataúd, no tanto para que no escapara sino como escarmiento. Gironella, en su libro sobre el Mediterráneo, contaba el instante en que entró en la supuesta celda del Conde de Montecristo: "Al hacerlo se me antoja simbólico verme obligado a inclinar reverencialmente la cabeza". Gironella pide quedarse solo unos momentos en aquel calabozo para evocar cuando de joven leyó a Dumas en Sant Feliu de Guíxols, "...junto a una barca roja y cadmio". En If, Gironella cree oír los golpes en el muro del abate Faria, y trata de adivinar por dónde tiraron al mar el falso cadáver de Montecristo. Gironella se sumaba así a Dumas, quien seguía a Peuchet, una ristra de intermitentes lucecitas de Navidad.

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