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Resumen de Efecto del perfil en ácidos grasos de la ración sobre la cantidad y distribución de lípidos en el pollo de carne

Gabriele Ferrini

  • Está bien establecido que a través de la modificación de la fracción grasa de la ración de pollos de carne, podemos alterar la composición lipídica de los diferentes tejidos. Además, conforme aumenta el grado de insaturación de la ración, a igual nivel de inclusión de grasa, se produce una disminución de la cantidad de grasa depositada. Estos resultados son sorprendentes sobre todo si se tiene en cuenta los valores de energía metabolizable aparente (EMA) de las grasas. Es bien conocido que los aceites vegetales tienen mayor EMA que las grasas de origen animal, por tanto parece lógico pensar que a medida que sustituimos la grasa saturada por insaturada (aunque mantengamos la misma energía bruta), el engrasamiento corporal de las aves se incremente. Sin embargo, es todo lo contrario: la inclusión de fuentes grasas con un mayor grado de poliinsaturación, reduce el contenido lipídico de las aves, mientras que los mayores niveles de engrasamiento se observan en pollos que consumieron una fuente de grasa animal. El objetivo del proyecto fue avanzar en la investigación del efecto del perfil en ácidos grasos de la ración sobre la cantidad y distribución de lípidos en los diferentes tejidos del animal, y estudiar las razones metabólicas por las cuales se producen estas diferencias de depósito cuando alimentamos a las aves con raciones ricas en ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) comparados con raciones ricas en ácidos grasos saturados (AGS). Para ello se realizaron 5 trabajos experimentales. En el primer trabajo experimental se estudió el efecto del perfil en ácidos grasos (AG) de la ración sobre los principales depósitos de grasa: piel (SK; incluyendo la grasa subcutánea) y grasa abdominal (GA). 144 pollos hembras fueron alimentados con una dieta baja en grasa (B; 0,5% de grasa añadida), o con raciones suplementadas con el 10% de: sebo (T), aceite de girasol rico en ácido oleico (SOO), aceite de girasol rico en ácido linoleico (SOL), aceite de linaza rico en ácido linolénico (LO) o una mezcla de grasas (M: 55% de T + 35% de LO + 10% SOL) que contenía la misma proporción en AGS, AG monoinsaturados , y AGPI. Se evaluó la digestibilidad del total de AG (AGT) y la energía metabolizable aparente (EMA) de los piensos experimentales. El día 42, las aves fueron sacrificadas determinándose el peso de la GA y la SK así como su perfil en AG. En cuanto a las raciones que contenían el 10% de grasa añadida, la más saturada (T) dio lugar a los valores más bajos de digestibilidad de AGT y de porcentaje de EMA. Los animales alimentados con la ración más poliinsaturada, comparado con los alimentados con un pienso más saturado, registraron un menor deposito de SK tanto en valores absolutos (LO: 145 vs T: 159 y M: 168 g, P <0,001) como relativos (LO: 6,94 vs T: 7,39 y M: 7,52 g / 100 g de peso vivo; P <0,001). Además, el menor depósito de GA se observó en el tratamiento LO (LO: 26,3 g vs T: 37,6 y M: 39,9 g, P <0,001). Los tratamientos con alto contenido en grasa dieron lugar a importantes modificaciones en el perfil en ácidos grasos de los tejidos estudiados, reflejando perfiles en AG similares a los piensos consumidos. Así, el consumo de piensos ricos en AGPI, en comparación con el consumo de piensos ricos en AGS, da lugar a una reducción de la cantidad de GA y SK de aproximadamente el 30% y el 9%, respectivamente. En el segundo trabajo experimental se evaluó el efecto de la fuente y nivel de grasa de la ración sobre la retención de energía (ER) y grasa en el animal entero. 48 pollos hembras fueron distribuidos en 6 tratamientos que diferían en el nivel: 3, 6 y 9 % y tipo de grasa añadida: sebo (S) y linaza (L). Se realizó un balance in vivo con recogida total de la excreta y sacrificio inicial y final. Los resultados demuestran que conforme aumentamos el nivel de inclusión de grasa aumenta la cantidad ER depositada en el animal entero. Por el contrario, la retención de nitrógeno disminuye conforme aumenta el nivel de inclusión, independientemente del tipo de grasa añadida a la ración. Los animales que consumieron la dieta L, presentaron la menor ER (S: 1009 vs. L: 906 kJ/100 g de ganancia de peso vivo; P =0.006), en paralelo, con el menor depósito de grasa corporal (S: 11.2 g vs. L: 8.99 g/100 g de ganancia de peso vivo; P = 0.01). En este sentido, la retención de grasa en el animal es menor si la grasa que incorporamos a la ración es poliinsaturada en comparación con grasa saturada (S: 1.05 vs. L: 0.73 g grasa retenida/g grasa absorbida), independientemente de su nivel de inclusión. Estos resultados indican que los pollos que consumieron las dietas altamente poliinsaturadas depositaron menos energía y esta disminución fue a causa de una menor retención de grasa, en concreto de los ácidos grasos poliinsaturados. El objetivo del tercer trabajo fue evaluar el efecto del nivel de insaturación de los AG de la ración sobre algunos parámetros del metabolismo lipídico de pollos de carne. Para ello se determinaron las hormonas tiroideas (T3, T4) en suero, y la actividad de las enzimas lipoproteína lipasa (LPL), la glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6PDH), enzima málico (ME), y L-3-hydroxyacyl CoA deshidrogenasa (L3HOAD) en tejido adiposo, hígado y corazón. Los piensos utilizados fueron constituidos por un pienso bajo en grasa (BS: 0,5 % de aceite de girasol) y dos piensos con el 10% de linaza (LO), rico en AGPI n-3, y el 10 % de sebo (TA), rico en AGS. El perfil en AG de los tejidos estudiados fue el reflejo del perfil AG de la ración. El pienso BS causó una menor actividad de LPL y, por consiguiente, una menor deposición de triglicéridos en la grasa abdominal en comparación con los piensos LO y TA. Los pollos alimentados con LO registraron un menor deposito de grasa abdominal, una mayor actividad de la L3HOAD (ß-oxidación), y un aumento de la hormona T3 circulante comparados con las aves alimentadas con un pienso rico en AGS. Sin embargo, no hubo diferencias significativas en síntesis de novo de lípidos. Los resultados del experimento sugieren que la ß-oxidación de AG, en lugar de la síntesis, puede ser la causa de las modificaciones en la deposición de grasa debida al consumo de ácidos grasos poliinsaturados n-3. El aumento de los niveles de T3 sugieren que esta hormona podría estar relacionada con la menor deposición de grasa causada por LO. Se realizaron el cuarto y quinto experimento con el fin de determinar si los AGPI n-3 modifican la eficiencia de utilización de la energía metabolizable aparente (EMA) destinada a crecimiento (kg) en comparación con los AGS. En el Experimento 4 se utilizó el método de sacrificios comparados. A 1446 ± 6.4 g de peso y durante 21 días, 4 grupos de 8 pollos fueron alimentados ad libitum o restringido con 2 piensos que contenían el 9 % de sebo (AGPI/AGS, 0,32; dieta T, 10,5 % de grasa bruta) y el 9 % de aceite de linaza (AGPI/AGS, 5,19; dieta LO; 10,4 % de grasa bruta). La ER en el animal fue menor en LO (P ¿0.05) en comparación con T (345 frente a 457 kJ/ave/día, P =0.007), y en paralelo a la menor cantidad de ER en forma de grasa (255 vs 369 kJ/100 g de incremento de peso vivo; P =0.067). Estas diferencias no fueron debidas al nivel de alimentación. La kg, calculado como la pendiente de la regresión lineal entre la energía metabolizable aparente ingerida (EMAI) y la ER, no fue diferente entre piensos, aunque la ordenada en origen fue mayor para los animales alimentados con sebo, lo que indica una mayor deposición de grasa independientemente de la cantidad de EMAI. En el experimento 5, se realizaron mediciones de intercambio gaseoso. Tres grupos de 8 aves fueron alimentadas ad libitum o restringido con un pienso control (C: 2,6 % de la grasa bruta), con un pienso con el 9 % de sebo (dieta T, 11,1 % de grasa bruta) o el 9 % de aceite de linaza (dieta LO, 11,0 % de grasa bruta). Entre los días 39 y 52 de edad la producción de calor (PC) de cada grupo de aves se midió dos veces por cada nivel de alimentación mediante cámaras respirométricas durante 24 horas. Los pollos alimentados con LO presentaron menor grasa abdominal en comparación con los que consumieron T (32 vs 25 g; P =0,005). Sin embargo, la PC no fue diferente entre dietas. Los resultados de estos experimentos indican que los AGPI n-3 reducen la ER en comparación con los AGS, se alimente los animales ad libitum o restringido. Además, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las kg de las grasas. Por lo tanto, una mayor necesidad en energía de mantenimiento es infravalorada cuando se alimentan las aves con raciones ricas en AGPI n-3 comparados con las alimentadas con AGS. El tipo de grasa no afectó a la PC. El efecto de los AGPI n-3 sobre la deposición de grasa podría tener aplicaciones prácticas en la formación de los depósitos lipídico del pollo de carne y, es de interés en futuros estudios en mamíferos.


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