La resistencia a la minería no es una novedad y sin embargo, la extracción de recursos se ha ido expandiendo material y geográficamente durante los últimos 150 años, llegando a nuevas fronteras, moviendo cantidades más grandes de tierra y agua e impactando a más comunidades. Las resistencias que han surgido contribuyen cada vez más a la forma de la frontera de extracción siendo a su vez un factor importante en la política económica de la expansión minera. Así pues, es cada vez más crucial entender porque surge resistencia social a la minería y como está evolucionando. Esta tesis focaliza la atención en el uranio, la fuente de la energía nuclear, estudiando las dinámicas industriales de la minería de uranio, los impactos e implicaciones a la salud, y la resistencia en la frontera de extracción del uranio en África. Namibia y Níger, los principales productores de uranio en África, están a la cabeza de lo que ha sido una fuerte demanda global de uranio parcialmente ralentizada por el accidente Tepco-Fukushima. Esta tesis propone tres factores que pueden ayudar a explicar el surgimiento e intensidad de la resistencia de comunidades locales a la minería de uranio: la ecología y la geografía del recurso, el grado y tipo de marginalización política y económica de la comunidad, y crucialmente, la creación de alianzas externas que conecten e integren las inquietudes locales con movimientos sociales más amplios y demandas globales. Muestro como estos tres elementos juegan un papel diferente en cinco comunidades en Namibia que están o estarán afectadas por la minería de uranio, y explico como las ecologías locales de resistencia dan forman, o no, a la frontera global del uranio. Los casos presentados tratan sobre radiación de bajo nivel causada por la minería de uranio que afecta la salud de los trabajadores y la de las comunidades cercanas a la mina. Con personas impactadas reclamando relaciones causales que no están probadas científicamente, el peso de probar su impacto queda relegado a las comunidades. A través de contactos, grupos de organización de base en Níger y Namibia están aliándose con científicos y produciendo nuevo conocimiento para protegerse de los impactos de la minería y confrontar la manufacturación de incertidumbre producida por las compañías mineras. Impulsado localmente, este proceso de ‘Activismo Movilizando Ciencia’ (AMS en inglés) da a los activistas visibilidad y legitimidad para transformarse en nuevos actores políticos y formar parte de una “comunidad extendida de iguales” (siguiendo el lenguaje de la ciencia post normal). Un segundo objetivo de esta tesis es descubrir como la resistencia a la minería ha evolucionado. Mientras huelgas, protestas y demandas relacionadas con temas laborales han dominado conflictos mineros a través de la historia, estamos viendo como en las últimas dos décadas comunidades que viven en las zonas aledañas a los proyectos mineros están oponiéndose cada vez más a los proyectos mineros por temas ambientales y objetando su falta de representación y participación en las decisiones que conciernen su desarrollo. Estos grupos están innovando con una combinación de narrativas locales y alternativas con discursos globales de derechos y justicia ambiental. Las alianzas entre escalas han permitido a grupos locales incrementar su conocimiento y visibilidad, actuar en contra de su débil posición en la cadena de producción y a la emergencia de diversas estrategias como juicios legales y consultas comunales. La respuesta del estado y de las compañías mineras a esta resistencia también se explora. La tesis concluye, que si bien los recursos y la geografía de un proyecto minero son factores determinantes en un conflicto socio-ambiental, el esfuerzo de una comunidad por adquirir reconocimiento y participar conduce a la conexión e integración de preocupaciones locales con exigencias políticas más amplias o a la producción de nuevo conocimiento, trayectos clave para la formación y éxito de movimientos de resistencia a la minería.
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