Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Resumen de Historia urbana de Vera. Castillo en la traza

Luis Cano Rodríguez

  • HISTORIA URBANA DE VERA Castillo en la traza RESUMEN DE TESIS PARA TESEO AUTOR DE LA TESIS: LUISCANO RODRÍGUEZ DIRECTOR DE LA TESIS: JUAN CALATRAVA ESCOBAR 1. Introducción.

    En los últimos años han proliferado en nuestro país los estudios, generales o parciales, dedicados a la historia urbana, que han aportado un valioso conocimiento sobre la evolución formal, económica, social y cultural de nuestras ciudades, puesto que el aprendizaje de los procesos que explican la realidad urbana actual, además de su interés intrínseco ayudan a fundamentar y legitimar propuestas de desarrollo urbano futuro.

    Pero la naturaleza colectiva, y la individualidad, de los hechos urbanos, hace que cada ciudad pueda, y deba, ser objeto de uno, o varios, estudios específicos. No son directamente trasladables los análisis y lecturas urbanas de una ciudad a otra.

    La HISTORIA URBANA DE VERA, estudiada hasta ahora solo de forma fragmentaria, tiene una gran originalidad al ser el resultado, desde su última refundación, de diferentes actuaciones planificadas y ejecutadas en períodos de tiempo muy cortos, para después permanecer aletargada a lo largo de etapas más duraderas. Por otro lado su condición de centro geográfico y administrativo de la comarca le ha posibilitado acumular actividades y equipamientos que han articulado los diferentes crecimientos.

    De la ciudad nos interesa su pasado, como se formó y evolucionó, de dónde parten sus raíces y cuáles fueron los modelos y patrones utilizados en su planificación,, y al mismo tiempo nos preocupa su actualidad, puesto que la memoria de la ciudad no es sólo un cúmulo de experiencias pasadas, sino una llama que anima el espíritu urbano y que plantea preguntas, propuestas y soluciones en la ciudad presente.

    Empecé a interesarme por la historia urbana de Vera a partir de una invitación de su Ayuntamiento para participar en unas jornadas para celebrar el quinto centenario de la conquista. Dentro de pocos años se cumplirá la misma efemérides de la fundación de la ciudad. Me resulta más atrayente conmemorar el nacimiento de una ciudad que su conquista. El cambio de manos del poder tiene un significado histórico, pero la destrucción, por causas naturales o sobrevenidas, y la posterior reconstrucción de un lugar habitado significa que había motivos para seguir manteniendo una población en su territorio.

    2. Resumen histórico La ciudad de Vera, situada en el levante de la provincia de Almería, fue, en 1518, el epicentro de un terremoto que la destruyó completamente. Hasta ese momento, la ciudad estaba asentada sobre un cerro cercano a su actual emplazamiento.

    La comarca de Vera había estado poblada desde tiempos remotos, modificándose la ubicación de la población principal, en función de las circunstancias históricas y económicas. Durante la Edad del Bronce el centro político de la Cultura Argarica (2300-1500 a.c.) estuvo situado, sobre una meseta, en la margen izquierda del río Antas, a menos de cinco kilómetros del emplazamiento actual.

    El desarrollo de las explotaciones mineras de Sierra Almagrera y Herrerías, en relación con un activo comercio con el oriente mediterráneo, produjo un intenso poblamiento, y el desplazamiento de la población principal a la costa. Durante las ocupaciones fenicias, cartaginesa, romana, bizantina y visigoda el centro político y comercial de la comarca estuvo situado en las inmediaciones de la actual Villaricos.

    A lo largo del período de dominación árabe, por diferentes razones, el núcleo principal de la población se traslada, de nuevo, al interior, al Cerro del Espíritu Santo. Según diferentes crónicas, en el siglo XII, la ciudad contaba con un castillo fortaleza en la cima de la montaña, un recinto amurallado a media ladera y diferentes arrabales en la falda, sobre la fuente que manaba a sus pies. Debió parecerse a otros asentamientos musulmanes de la comarca, cuya trama urbana ha llegado hasta nosotros, como Mojácar o Purchena.

    Cuando se produjo el terremoto, hacía sólo treinta años que se había llevado a cabo la conquista de la comarca por los Reyes Católicos. El 10 de junio de 1488, Fernando V, dentro de la campaña iniciada, seis años antes, contra el reino nazarita, estableció su campamento frente a Vera, donde se produjo la entrega de la ciudad, y del resto de poblaciones de la comarca. La situación estratégica de Vera, fuertemente fortificada y con un fácil control sobre la costa, dio lugar a que se tuvieran especiales precauciones con la procedencia de sus ocupantes, quedando habitada sólo por cristianos.

    El 9 de Noviembre de 1518 se produjeron dos grandes sacudidas sísmicas que destruyeron por completo la ciudad de Vera y dañaron gravemente la cercana población de Mojácar. El territorio, árido y escasamente poblado, era continuamente objeto de ataques berberiscos, por lo que fue necesario reconstruir, o reedificar la ciudad, que era una fortaleza cristiana en medio de un territorio poblado mayoritariamente por moriscos.

    El rey Carlos V encargó un informe al respecto. Los daños causados por el terremoto fueron de tal naturaleza que se optó por reedificar la ciudad, de nueva planta, en el llano que ocupa en la actualidad, muy próximo a su anterior ubicación. Como solución se recurrió al útil plano en retícula que los gobernantes cristianos habían ensayado en la península de forma sistemática durante la conquista. El proceso de construcción del recinto amurallado y de las edificaciones interiores, sufrió continuos retrasos y se prolongó durante algunas décadas.

    Cuando Aben Humeya sitia la ciudad, en 1569, ya se había consolidado un arrabal de unas sesenta casas en torno a la Puerta de Arriba, situada al oeste del recinto amurallado.

    A partir de ese momento, durante el resto del siglo XVI y a lo largo del siguiente, la población tuvo un crecimiento escaso, en una época que, en la comarca, se caracterizó por una reducción de la actividad económica, incertidumbres, epidemias, malas cosechas, terremotos, y la amenaza del corso berberisco en la costa.

    El siglo XVIII se inició con una notable ampliación de las superficies de cultivo, y con una diversificación de los sistemas de riego y de la economía. Se desarrollaron actividades artesanales relacionadas con la barrilla, las fibras textiles naturales, como el esparto, y las fábricas de salitre. La población se duplicó entre los años 1720 y 1750.

    El aumento continuado de la población a lo largo del siglo de la Ilustración dio lugar a dos nuevos crecimientos planificados. El primero, al oeste del arrabal, fue el resultado de la parcelación de unas fincas de propiedad privada, con un trazado reticular, para ofrecer solares a censo para la construcción de nuevas viviendas. El segundo fue promovido por el Ayuntamiento que, en 1780, encargó al arquitecto, e ingeniero militar, Francisco Ruiz Garrido el trazado de una “Nueva Población” sobre terrenos comunales situados al este del recinto amurallado, en torno a la Puerta del Mar.

    A lo largo del Siglo XIX, las desamortizaciones, el derribo y desaparición de las murallas, puertas y postigos, y el trazado de las carreteras, de segundo y tercer orden, que atraviesan la ciudad, terminan de configurar la trama urbana reflejada en el plano levantado, en 1892, por José Moreno.

    La crisis de la minería en la comarca, durante las primeras décadas, la Guerra Civil, y las penurias de la postguerra, mantuvieron a la ciudad dentro de sus límites decimonónicos en los dos primeros tercios del siglo XX. Es la Vera que conocí en mis primeros años en el Instituto de Enseñanza Media, a finales de los sesenta; calles rectilíneas y edificios blancos, de una o dos plantas, tal como queda reflejada en la primera foto aérea, de Paisajes Españoles, que disponemos del casco urbano.

    En los años cincuenta y sesenta se construyeron algunos equipamientos públicos, como el colegio de enseñanza primaria, el internado, las viviendas para maestros y el cuartel de la Guardia Civil, en torno a la carretera de salida hacia Garrucha; y se llevó a cabo la primera actuación de vivienda social, promovida por la Obra Sindical de Hogar y Arquitectura, en una manzana de la retícula original delimitada por las calles Victoria, Luna, del Mar y del Aire.

    En el año 1963 se inició la tramitación de un Plan General, y un Proyecto de Urbanización, que ordenaba unos terrenos en la costa, en la margen izquierda de la desembocadura del Río Antas, que son el origen de la Urbanización Puerto Rey, y del turismo en la comarca.

    Durante la década de los setenta se produjo, en el casco antiguo, un proceso de renovación de la edificación tradicional, que al amparo de una sesgada interpretación de las Normas Subsidiarias Provinciales permitió la construcción de bloques, de vivienda colectiva, en altura.

    Desde la apertura de mi estudio profesional en Vera, el 23 de febrero de 1981, he tenido la oportunidad de vivir en primera persona la sucesión de circunstancias que han hecho posible unas transformaciones urbanas que, en menos de cuarenta años han multiplicado por treinta la superficie de suelo urbano, pasando de cuarenta a más de mil trescientas hectáreas, y, en algún caso, ser partícipe de intervenciones urbanas y arquitectónicas llevadas a cabo en la ciudad durante este período.

    En 1982, con el impulso de la primera corporación democrática, se aprobó la primera figura de planeamiento de ámbito municipal, las Normas Subsidiarias, que calificaron Suelo Urbano y Urbanizable de forma generosa, tanto en el núcleo interior como en la costa. Diez años después se tramitó una Revisión de la Normas Subsidiarias que mantuvo los mismos criterios y la misma generosidad en la clasificación de suelo que la figura de planeamiento revisada.

    Los crecimientos, con algunos altibajos derivados de los ciclos del sector, fueron, de alguna manera, pausados hasta el año 1997. En la década siguiente la confluencia de factores y circunstancias favorables de ámbitos nacional, autonómico y local, han hecho posible que aumente al doble la población y la superficie del núcleo urbano del interior, que se multiplique por diez la superficie del suelo urbano de la costa, y que se consoliden dos nuevos núcleos urbanos en el interior, Cabuzana y Valle del Este.

    3. Estado de la cuestión. Datos de partida.

    El primer texto conocido sobre la historia de Vera es un pequeño libro publicado, en 1908, por Eusebio Garres Segura, un maestro de la localidad, que lo tituló “Historia de la M.N. y M.L. Ciudad de Vera, (y plano de la población).” Desde el propio subtítulo, el autor presta especial relevancia al plano que acompaña al libro, al que Eusebio Garres incorpora una hipótesis del trazado de la antigua muralla, que en ese momento había desaparecido totalmente.

    El texto hace especial hincapié en el período de la conquista cristiana de la ciudad, y en su destrucción por el terremoto que la asoló en 1518. Incorpora una transcripción del documento remitido a Carlos V, el tres de febrero de 1519, por quien el autor denomina el arquitecto del emperador, Francisco Capilla, en el que se hace un informe del alcance del terremoto y de las actuaciones a realizar.

    Esta publicación ha tenido gran influencia en estudios y documentos posteriores sobre la historia de la ciudad y tanto sus aportaciones como sus errores han sido repetidas veces referenciados en revistas y publicaciones de ámbito local y comarcal. En las últimas décadas algunos artículos aparecidos en publicaciones periódicas, como ROEL o AXARQUIA, han planteado una revisión crítica de los postulados de Eusebio Garres en relación a la construcción de la ciudad.

    El artículo de Emilio Ángel Villanueva Muñoz, de 1987, titulado “La planificación urbana de Vera tras el terremoto de 1518. Forma y Significado”, plantea dudas acerca del apellido y profesión del autor del informe remitido al emperador, y hace un análisis pormenorizado del manuscrito al que considera “una verdadera memoria y presupuesto de construcción de las fortificaciones que delimitarían la nueva ciudad de Vera”. Hace un análisis detallado del texto del informe, lo contrasta con la trama actual y con la propuesta de ubicación de las murallas contenidas en el plano que acompaña al texto de Eusebio Garres.

    El libro “Vera, agua y suelo”, publicado, en 2003, por el historiador y arqueólogo Domingo Ortiz Soler, en colaboración con Lorenzo Cara Barrionuevo, contiene una historia de los sistemas de abastecimiento y de riego de la ciudad, y su entorno, a lo largo de los últimos siglos. Para situar las fuentes o arroyos que rodean la ciudad a lo largo del tiempo, el autor propone, de forma esquemática, el estado de la trama urbana, de la muralla y de los caminos que parten de ella en cada siglo.

    Además de los textos mencionados, y de la bibliografía de referencia, el Archivo Municipal de Vera constituye una fuente documental inagotable para el estudio de la ciudad desde cualquier punto de vista. Su ingente fondo documental se encuentra ordenado, clasificado, y en proceso continuo de digitalización gracias a la labor llevada a cabo por la primera archivera municipal, María Luisa Andrés Uroz, y por su sucesor Manuel Caparros Perales. El Archivo Municipal contiene padrones y censos de habitantes, elaborados para diferentes fines, que proporcionan información, desde 1726, del número de habitantes, vecinos o edificios, por calles.

    El primer documento gráfico que contiene un reflejo de la realidad urbana de Vera, en ese momento, es la portada del Catastro de Ensenada, que de forma esquemática representa la plaza y calle Mayor, con la iglesia en el centro, y las puertas de Arriba y del Mar en los extremos de la calle; refleja idea de la ortogonalidad de la trama y da idea de las áreas del interior del recinto amurallado más, o menos, consolidadas.

    El siguiente documento gráfico, del que disponemos, es un grabado, de 1776, que forma parte del emblema de la Real Sociedad Patriótica de Vera y su jurisdicción, donde aparece la ciudad envuelta en tapias, en las que destacan su trazado rectilíneo y la Puerta del Mar.

    El primer plano, propiamente dicho, de la ciudad es el de Francisco Coello, de 1855, que forma parte de la revisión catastral impulsada por Madoz. En él no aparece rastro alguno de la muralla ni de sus puertas. El plano recoge con precisión al ámbito de la ciudad en ese momento, así como los caminos que acceden o parten de ella. Pero, en cuanto a la geometría de algunas calles y manzanas, y el trazado viario, se manifiestan algunos desajustes con la realidad urbana, que nos hace dudar de determinadas cuestiones reflejadas en él.

    Mucho más preciso es el plano levantado por José Moreno, en 1892, que refleja la realidad urbana de la ciudad y su entorno, a escala 1:2000, representando las manzanas y calles ajustadas en dimensiones y geometría a su trazado actual. El plano levantado por Carmelo Trenado, en 1935, con estilo y técnica diferente, no contiene variaciones significativas respecto al anterior.

    La serie de ortofotos que se inicia con el Vuelo Americano, de 1956, y la cartografía que ha servido de base para las diferentes figuras de planeamiento, nos aportan la información necesaria para precisar la evolución del crecimiento de la ciudad, y del resto de núcleos urbanos del municipio, en la segunda mitad del pasado siglo y en los primeros años del presente.

    4. Objetivos A lo largo del proceso de investigación me ha resultado sorprendente que un ejemplo tan significativo de ciudad de nueva planta, de principios del siglo XVI, que conserva su trama original con mínimas alteraciones, apenas aparezca mencionada en los textos consultados sobre historia de la arquitectura o de urbanismo, más allá de las publicaciones de ámbito local o comarcal. Precisamente este desconocimiento me hizo interesarme por esta historia urbana tan singular.

    El objeto genérico del presente estudio es la recopilación de la documentación necesaria que nos permita la representación grafica de la ciudad de Vera, y del resto de núcleos urbanos del municipio, desde su primera implantación hasta la actualidad. Así como una reflexión sobre las circunstancias históricas, políticas y económicas que han condicionado las transformaciones urbanas a lo largo del tiempo.

    El primer paso ha sido precisar la situación exacta del primer recinto amurallado, sus puertas, postigos y torres, en relación con la trama actual. Al mismo tiempo, hemos indagado sobre los personajes que intervinieron en la decisión de construir una ciudad nueva, especialmente nos interesa el autor del informe y la solución adoptada en su trazado, en relación con las ideas de ese momento en torno al concepto de ciudad.

    La hipótesis aportada sobre la traza que debió acompañar al informe evidencia un modelo de ciudad más evolucionado que los utilizados en los últimos años de la conquista en Santa Fe, o en el Puerto de Santa María. Con manzanas cuadradas en el centro, y rectangulares en los bordes de la retícula.

    El modelo concreto de ciudad planificada, la redacción del Informe, dirigido directamente al rey, en primera persona, y la autonomía en la toma de decisiones, nos dan idea de una persona con conocimientos suficientes que actúa por encargo directo del monarca, ó de su núcleo más próximo. Todo ello nos lleva a pensar en la autoría de Francisco del Castillo, el Viejo, el padre de Francisco del Castillo, el Mozo, que por esos años estuvo trabajando al servicio de Carlos V. Está documentada su participación en la reparación de las murallas de Torredonjimeno, sólo dos años después, y en la planificación de algunas de las nuevas poblaciones implantadas en el Reino de Jaén, durante las dos siguientes décadas.

    Es importante, en relación con el autor del Informe y de la traza de la ciudad, analizar el estado del conocimiento urbanístico de ese momento en la península, como resultado de la experiencia de nuevas fundaciones a partir del siglo XI, y de su relación con las teorías provenientes de Europa sobre la “Ciudad Ideal”, utopías urbanas, y ciudades planificadas. También resulta interesante el estudio de los sistemas de representación habituales a principios del siglo XVI, que pudieron ser utilizados en la ejecución de la traza del plano que acompañó al Informe.

    5. Metodología Para fijar la ubicación concreta de la muralla, además de la descripción contenida en el Informe, hemos realizado un análisis catastral de las manzanas que podían haber contenido la muralla, o haber sido limitadas por ella. La forma, dimensión y situación relativa de las parcelas nos ha dado las claves para situar la cerca. Posteriormente, en algún tramo, hemos podido confirmar las hipótesis con el hallazgo de algunos restos de la misma.

    A partir del primer recinto, para establecer el proceso de colmatación interior, el crecimiento extramuros de los primeros arrabales, y el desarrollo de los nuevos crecimientos planificados hasta final del siglo XIX, además del análisis catastral y de la morfología urbana de cada una de las partes de la ciudad, hemos estudiado los censos y padrones de población, que nos ofrecen un reflejo del estado de la ciudad en el año de su elaboración. Para que el estudio comparativo de diferentes censos haya podido ser útil en el análisis de la evolución de la ciudad ha sido necesario establecer la continuidad de las denominaciones de las calles en el tiempo.

    Para el estudio de la evolución de la ciudad, y el municipio, en el último tercio del pasado siglo y en los tres lustros discurridos del presente, además de las ortofotos y la cartografía disponibles hemos analizado y clasificado las licencias municipales de obras concedidas en este período. En el núcleo urbano hemos distinguido entre las licencias concedidas en el casco antiguo, entendiendo por tal la parte de ciudad consolidad a finales del XIX, y las concedidas en el ensanche de las ciudad. Las primeras significan procesos de renovación de la edificación tradicional, mientras que en el segundo grupo se recogen las actuaciones que han supuesto nuevas ocupaciones de suelo. Además hemos contabilizado las licencias concedidas a lo largo de este período en Suelo No Urbanizable, y en cada uno de los núcleos identificables en el resto del municipio.

    Los análisis y reflexiones realizados sobre la ciudad de Vera tienen un apoyo imprescindible en los datos aportados por los historiadores. No obstante he pretendido hacer una instrumentalización, no polémica, de los datos que nos aportan para explicar la complejidad de los hechos urbanos, aún a riesgo de bordear el rigor propio de su disciplina.

    6. Resultados Durante el proceso de investigación, he recopilado toda la cartografía histórica existente del núcleo urbano y del municipio, y, a partir de los análisis pormenorizados de algunos censos de especial relevancia, como el de 1726, el de Godoy, de 1797, y el de Madoz, de 1855, he reconstruido el plano de la ciudad en esos años.

    Asimismo he elaborado una hipótesis de la traza que debió acompañar al Informe que sirvió de base para la construcción de la ciudad, a partir de ella y de los documentos existentes en el Archivo Municipal relativos al desarrollo de las obras, he reelaborado los planos del primer trazo del recinto amurallado y de la ciudad, hacia 1530.

    A partir de los datos de población y del análisis catastral, y morfológico, de la ciudad intramuros, y del arrabal, he elaborado el plano de la posible situación de la ciudad en 1569.

    A partir de las hipótesis grafiadas, de la cartografía histórica y de la información topográfica y fotográfica reciente he podido elaborar planos de la evolución de la ciudad en períodos de un siglo, hasta 1970; de una década, hasta el año 2000 y de un lustro en el presente siglo. El resultado de este trabajo queda reflejado en el Tomo II de la tesis.

    7. Conclusiones La ciudad de Vera tiene una historia urbana muy interesante y original, en la que han intervenido actores de cierto nivel, en cada época. La complejidad de la investigación y la amplitud de los objetivos me han impedido hacer un análisis preciso de su arquitectura desde diferentes puntos de vista. Me hubiera gustado poder abordar el estudio de los autores y promotores, de los materiales y las técnicas constructivas, y de las tipologías de los edificios, según sus usos. Considero que puede ser un trabajo posible para futuras líneas de investigación.

    Otros trabajos que pueden completar el presente estudio son los relativos al estudio y la elaboración de los planos de la ciudad islámica del Cerro del Espíritu Santo y de sus antecesoras en la costa, pero estas investigaciones tienen añadido un componente arqueológico y, por tanto, deben ser abordados por equipos pluridisciplinares.

    El recinto amurallado y el trazado de la retícula interior, que tanta incidencia tendrá en la evolución urbana de la ciudad se construyo en dos fases: La primera, ejecutada en un corto espacio de tiempo, completo la mitad sur de la ciudad y se caracterizó por el rigor y la precisión en el replanteo; y la segunda se caracteriza por la falta de control y los desajustes en el tiempo y en la ejecución de la muralla y del trazado viario.

    Tras el recorrido por las distintas etapas de la historia urbana de Vera he comprobado la influencia de la trama original sobre los diferentes crecimientos experimentados a lo largo de los siglos, concluyendo que el primer trazado ha constituido el “elemento primario” de su desarrollo urbano en el sentido expuesto por Aldo Rossi en “La Arquitectura de la Ciudad”.

    El período de mi formación universitaria coincidió con un momento de puesta en valor de la historia, no como solución a los problemas urbanos, o arquitectónicos, sino como “condición sine qua non”, previa a cualquier intervención. En esos años Rossi llega a proponer los hechos urbanos como obra de arte.

    Vera, septiembre 2015.


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus