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Resumen de Tendencias renovadoras del teatro español del primer tercio del siglo XX: José Francés y Tomás Borrás

Gonzalo Lloret Marín

  • Entre 1900 y 1936 se produce en el ámbito hispánico una revolución en los escenarios como reacción a la crisis teatral finisecular. El agotamiento del modelo realista lleva a la introducción de una serie de tendencias renovadoras que arrancan con el simbolismo modernista. El modelo de Maeterlinck ejercerá una influencia decisiva en esta concepción del teatro donde el silencio juega un papel primordial. El llamado ¿teatro de ensueño¿, que surge de la enseñanza del escritor belga tendrá en el primer Benavente y Martínez Sierra dos alumnos señeros; pero existen más autores, muchos de ellos poco estudiados, que también participan de la tendencia. José Francés y su obra Guignol. Teatro para leer (1907) es una muestra de esta vertiente en los primeros años del siglo. Unos años más tarde, y siguiendo la misma tendencia antirrealista, la pantomima intenta desde distintas propuestas renovar el arte teatral, valiéndose además para ello del ejemplo de los Ballets Russes y de las grandes bailarinas finiseculares (Isadora Duncan, Loïe Fuller, Tórtola Valencia, La Polaire, Anna Pavlova, etc.). El papel desempeñado en este proceso por el Teatro de Arte de Martínez Sierra es fundamental; por medio de esta iniciativa, estrena Tomás Borrás su pantomima El sapo enamorado (1916), hito del teatro de principios de siglo. Borrás seguirá escribiendo pantomimas, que recopilará en el sugerente volumen Tam Tam (1931), que recoge quince piezas entre pantomimas, bailes y cuentos coreográficos, constitiyendo una colección de gran valor donde condensa su arte pantomímico. Esta tesis estudia el período centrándose en estos autores y en las tres obras señaladas, que constituyen una muestra representativa de algunas tendencias renovadoras de la época que no han sido convenientemente estudiadas.


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