Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Resumen de Bacteriemia Zero: catéteres venosos centrales (CVC) curados cada 7 días

Guillermo Moreno Rivas

  • español

    Introducción: El catéter venoso central (CVC) permite administrar medicamentos, líquidos y productos sanguíneos directamente al compartimento vascular y tomar muestras de sangre para su análisis. Una de las consecuencias negativas del CVC, son las infecciones relacionadas con el catéter (IRC) transmitidas a la sangre, que pueden ser graves o incluso potencialmente mortales. Disminuir la frecuencia de cuándo se cambia el apósito, puede reducir el daño cutáneo, el dolor, el costo, la incidencia de colonización de la piel y la posibilidad de IRC. Los CVC se cubren con un apósito adhesivo que está diseñado para unirse a la piel en diversas condiciones como zonas de flexión, temperaturas cambiantes, en presencia de transpiración y de humedad externa, pero también deben ser fáciles de despegar para asegurar un malestar y traumatismo mínimos. Hay que inspeccionar visualmente la entrada y salida del CVC todos los días, en busca de signos de infección, que pudieran requerir la extracción del apósito. Si el vendaje se afloja, se ensucia o se moja, debe reemplazarse. Los cambios frecuentes del apósito afectarán en la integridad de la piel de la entrada y salida del CVC. Para minimizar las IRC, la enfermería, a menudo, utiliza soluciones antisépticas para limpiar la piel perilesional al mismo, ya sea antes de la inserción o cuando el catéter ya está colocado.

    Hipótesis: Aplicando los protocolos internos de UCI, con curas semanales en los pacientes a los que se le ha canalizado un catéter venoso central (CVC), se consigue ¿Bacteriemia Zero¿, también en las unidades de hospitalización.

    Objetivo primario: Disminuir todos los casos de bacteriemia relacionada con el catéter, a menos de cuatro episodios por mil días de CVC, en las unidades de hospitalización del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo.

    Material y métodos: El diseño del estudio es observacional, retrospectivo y descriptivo centrado en las curas de los CVC. El procedimiento establecido para ello es la realización de una primera cura en la UCI una vez que el paciente llega desde quirófano. Se observa diariamente el punto de inserción del mismo, para observar si existen o no signos de infección y no se vuelve a realizar una cura hasta pasados 7 días, tanto si el paciente continúa ingresado en la UCI o ha sido dado de alta a una unidad de hospitalización. Los datos recopilados en la investigación retrospectiva comprenden a los de aquellos pacientes ingresados en el Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo desde el 14 de mayo del 2019 hasta el 22 de marzo del 2020. Se han incluido en el estudio a un total de 90 pacientes que son los cumplían los distintos criterios de inclusión y exclusión. El facultativo canalizará un CVC a la llegada del paciente al quirófano, siguiendo siempre el programa Bacteriemia Zero. Cuando los pacientes llegan a la UCI, el personal de enfermería realiza una primera cura estéril de ese catéter, basado en el protocolo interno del centro. Cuando el paciente sale de UCI a hospitalización, se hace una valoración diaria del acceso venoso con la intención de no volver a curarlo hasta los 7 días después, siempre y cuando no haya sospecha de infección en la zona donde se inserta el catéter, no haya sangrado activo del mismo, o que el apósito no esté despegado. Los datos a recoger provienen de esta última valoración y son los que se reflejan en el programa informático del centro.

    Resultados: Se puede extrapolar los protocolos de la UCI al resto de unidades, consiguiendo el mismo éxito de bacteriemia cero, gracias a los cuidados asistenciales por parte de la enfermería con curas semanales. En el tiempo de estudio no hubo ninguna IRC. De los 90 pacientes estudiados, sólo en el 2.2% hubo colonización por contaminación de la punta del catéter por Staphylococcus epidermidis.

    Conclusiones: El protocolo de inserción y manejo de catéteres venosos y sus cuidados por parte de la enfermería es válido para cualquier paciente portador de CVC en el ámbito hospitalario.

  • English

    The central venous catheter (CVC) allows drugs, fluids, and blood products to be administered directly into the vascular compartment and to obtain blood samples for analysis. One of the negative consequences of CVC is catheter-associated infections (CAI) transmitted to the blood, which can be serious or even life-threatening. Decreasing the frequency of dressing changes can reduce skin damage, pain, cost, incidence of skin colonization and the possibility of CAI.CVCs are covered with a dressing, and they are secured with another safety device or skin adhesive such as a tape or transparent adhesive film, which are designed to bond to the skin in a variety of conditions such as bending areas, changing temperatures, in the presence of perspiration and external moisture; but must also be easy to peel off to ensure minimal discomfort and trauma.The entrance and exit of the CVC should be visually inspected daily for signs of infection, which may require removal of the dressing. If the dressing becomes loose, soiled, or wet, it must be replaced. Frequent dressing changes will affect the integrity of the skin at the entrance and exit of the CVC.To reduce catheter-associated infections, the nurse frequently uses antiseptic solutions to clean the skin around the insertion site, both before insertion and while the catheter is implanted...


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus