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Resumen de La competencia moral de los concejales españoles

Pedro Herrero García

  • La reputación moral de los políticos ha estado cuestionada a lo largo de la historia, pero nunca tanto como ahora. La ciudadanía española considera que “los políticos en general” son el problema más grave del país, por lo que resulta una necesidad democrática contrastar el fundamento de esta percepción social y determinar las claves para su enmienda. A esta labor puede y debe contribuir la psicología positiva.

    En esta investigación se ha conseguido medir, por primera vez, el nivel de competencia moral de una muestra representativa de los cargos públicos locales en España compuesta por 625 concejales, determinándose que dicho nivel es similar al del resto de la población. Los resultados obtenidos también indican que la competencia moral no guarda ninguna relación con otras variables de carácter psicológico como la inteligencia emocional, la habilidad política o el liderazgo auténtico. La competencia moral tampoco ha demostrado estar relacionada con otras once variables de carácter sociológico: edad, género, nivel académico, dedicación, situación política, experiencia profesional y política, sector profesional, tamaño del municipio, presencia de lengua cooficial e ideologización. Es decir, la competencia moral no se acredita con el currículum vitae y resulta fundamental acometer nuevas investigaciones que profundicen en su naturaleza.

    Los cargos públicos locales españoles tampoco disponen de más inteligencia emocional que sus convecinos, pero sí están por encima de la media en cuanto a habilidad política y liderazgo auténtico. Además, los concejales disponen de planes formativos en materias como las habilidades sociales y comunicativas, el liderazgo o la gestión de recursos humanos, que pone a su disposición la Federación Española de Municipios y Provincias. Una oferta formativa que, sin embargo, no contempla el desarrollo de la competencia moral.

    La competencia moral se aprende y no sólo resulta una herramienta clave para quienes dirigen las instituciones (los políticos) tomando decisiones que afectan a la vida de la ciudadanía o para quienes ejercen profesiones sujetas al afrontamiento de dilemas morales (judicatura, sanidad, servicios sociales, periodismo, docencia, etc.). La competencia moral es básica para el conjunto de la población que, entre otras muchas cosas, tiene la importante responsabilidad de elegir bien a sus representantes.

    Que esos dilemas morales a los que se enfrentan los políticos sean expuestos adecuadamente a la opinión pública es también una responsabilidad de los medios de comunicación, que deben implicarse en ayudar a reflexionar al conjunto de la sociedad, promoviendo el análisis y el debate como método, para que los razonamientos morales puedan ser expuestos sin interferencias, así como el respeto entre oponentes.

    Finalmente, nuestro sistema educativo no garantiza que al finalizar la etapa obligatoria el alumnado disponga de una alfabetización conceptual en materia moral, siendo necesaria la inclusión de la competencia moral en el currículum por ser una competencia de carácter democrático. El máximo aprovechamiento del método de discusión de dilemas se produce entre los 11 y 16 años de edad, siendo fundamental la formación del profesorado en esta materia.


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