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Estrategias y conflictos de las enfermeras en la aplicación del Protocolo Andaluz para la Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género

  • Autores: Inmaculada Lancharro Tavero
  • Directores de la Tesis: Eugenia Gil García (dir. tes.), Juana Macías-Seda (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Sevilla ( España ) en 2021
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 327
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: Idus
  • Resumen
    • Introducción. Este estudio está realizado desde el enfoque de género en salud y la importancia de las políticas públicas, donde nuestro país muestra innovaciones, también presentes en nuestra comunidad autónoma, Andalucía. Dichas innovaciones se materializan en leyes y protocolos de actuación para el tratamiento de la violencia de género desde los entornos sanitarios. Desde la preocupación de los entornos sanitarios para el abordaje de la violencia de género nace el Protocolo Andaluz de Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género. Este protocolo tiene como objetivos proporcionar pautas de actuación homogéneas, sensibilizar al personal de los servicios de salud sobre la gravedad de la violencia contra las mujeres como problema de salud, promover la capacitación de las mujeres para el reconocimiento de su situación y la búsqueda de soluciones y contribuir desde el sector salud a la sensibilización de la población general sobre este problema. Desde nuestra disciplina, la Enfermería, surge la necesidad de la formación en género para la construcción de una identidad profesional que pueda prestar unos cuidados integrales y de calidad desde los centros sanitarios a las mujeres que presentan malos tratos. La violencia de género tiene repercusión en la salud física, psíquica y emocional de las mujeres, por lo que entran en contacto con los entornos sanitarios. La atención primaria de la salud ofrece posibilidades para la identificación, confirmación y posterior seguimiento de las mujeres. No obstante, en estos entornos sanitarios pueden desarrollarse conflictos que deben ser estudiados para mejorar los cuidados a las mujeres. El papel que desempeñan las enfermeras bajo su autonomía profesional para aplicar el protocolo, así como para acompañar a las mujeres en el proceso de toma de decisiones es clave para tener éxito en las reformas. Por ello, es importante tener en cuenta las realidades de los entornos sanitarios y el conocimiento que las enfermeras de atención primaria tienen sobre sus prácticas clínicas y las mujeres que atienden. Objetivo. Explorar las prácticas que las enfermeras llevan a cabo en la aplicación del Protocolo Andaluz de Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género, con el objeto de comprender cómo afrontan los cambios e innovaciones en la asistencia contempladas en dicho protocolo. Metodología. Estudio cualitativo con diseño fenomenológico, cuyo trabajo de campo se desarrolló entre marzo y noviembre de 2017. El estudio fue valorado por el Portal de Ética de la Investigación Biomédica de Andalucía que emitió un informe favorable para la realización de la investigación. Se aplicó un muestreo no probabilístico intencional, con criterios como el sexo y la antigüedad laboral, entre otros. La identificación de informantes se realizó desde la Dirección de Cuidados del Distrito Sanitario de Sevilla y Aljarafe-Sierra Norte. Los contactos fueron por correo electrónico y vía telefónica. La muestra quedó conformada por 37 participantes, 26 fueron entrevistadas y 11 participaron en 2 grupos de discusión, de 18 centros de salud, 5 en Sevilla y 13 en la provincia. La edad oscilaba entre 36 y 62 años. En la primera fase se realizaron 2 grupos de discusión, constituidos por profesionales de diferentes centros de salud. En la segunda fase se realizaron 26 entrevistas a informantes clave. En los 2 grupos de discusión, de 6 y 5 informantes, y en las entrevistas participó la investigadora principal en el desarrollo y tomando notas de campo. Se completaron en un solo momento. Fueron grabadas y transcritas, previo consentimiento informado y garantía de confidencialidad. En ambos casos se creó un guion previo y duraron 60 y 90 minutos respectivamente. Se llevó a cabo un análisis de contenido de las transcripciones por fases. En la primera fase se dio la aparición de temas, la segunda fase fue el desarrollo de categorías emergentes y contraste y en la tercera, transformamos las categorías en tesis. El proceso de categorización se realizó con el software NVivo 12®. Las investigadoras partieron de una codificación inicial, realizaron una lectura reiterada de las transcripciones en el proceso de triangulación y redactaron los resultados que fueron devueltos para contraste, recibiendo conformidad. La veracidad del estudio contempló la credibilidad, dada la transparencia, la transferencia porque puede aplicarse a contextos similares y la confirmabilidad debido a triangulación. Resultados. Los resultados muestran que enfermeras y enfermeros presentan conflictos relacionados con la aplicación del protocolo. Se trata de un total de 12 conflictos que derivan de la complejidad de la violencia de género y las dificultades para su abordaje, si los conflictos apuntan a la confrontación con los hombres en el contexto de la atención que ofrecen a las mujeres, y si la comunicación con la familia es una barrera para poder dar una correcta atención a las mujeres. Enfermeras y enfermeros desarrollan en sus discursos conflictos de esta naturaleza. Además, identificamos conflictos derivados de los sistemas de salud. En nuestro análisis encontramos conflictos derivados de la limitación de tiempo, la falta de compañerismo, la falta de intimidad para atender a las mujeres, la falta de registro y la falta de recursos en el sistema de salud y en la comunidad para atender debidamente a la VG. Enfermeras y enfermeros desarrollan en sus discursos conflictos derivados de los sistemas de salud. Finalmente, encontramos conflictos derivados de las mujeres donde la huida, la posición defensiva, la baja adherencia o la resignación, expresadas por enfermeras y enfermeros muestran sus propias resistencias a los cambios en materia de violencia de género. Asimismo encontramos como enfermeras y enfermeros despliegan estrategias para cuidar a las mujeres, aunque con matices diferentes. Se trata de un total de 11 estrategias englobadas en prácticas de implementación y derivación, estrategias de información y empoderamiento, seguimiento a las mujeres y el uso de los registros y la captación. Manifiestan además unas necesidades para mejorar el abordaje de la violencia de género desde los centros de atención primaria de la salud. Entre ellas, encontramos como enfermeras y enfermeros hablan de la importancia del cambio cultural que debe ir acompañado de una formación. Señalan además la importancia de la persona de referencia, que lidere la violencia de género en los centros, así como la necesidad de reforzar el trabajo multidisciplinar y las medidas económicas y legales junto con las infraestructuras. La creación de consejos de salud y la potenciación de la figura de la enfermera escolar con también necesidades identificadas. Finalmente, la investigación identifica 3 perfiles profesionales en función de la sensibilidad a la violencia de género. Presentan una identidad sensible reconocida enfermeras y un solo enfermero que han acogido favorablemente el protocolo y son reconocidas por el resto de los profesionales de sus centros de atención sanitaria por su trayectoria profesional y como personas de referencia para la aplicación y puesta en marcha de las directrices que recoge dicho protocolo. Por ello, el protocolo supone un respaldo y visibilización a la labor que venían realizando en sus centros asistenciales sanitarios. Presentan una identidad sensible cuestionada enfermeras y enfermeros que reconocen la violencia de género como problema de salud y tienen capacidades para detectar en su día a día malos tratos, sin embargo, encuentran limitaciones para poder emplear el protocolo de manera efectiva. Cuentan con formación y experiencia en el tema, pero, no poseen el reconocimiento y respaldo de sus compañeros y compañeras. Presentan una identidad sensible en construcción enfermeras y enfermeros con trayectorias que no poseen una base suficiente en formación, ni en conocimiento del protocolo. Valoran la iniciativa política y los cambios que han acontecido en materia de violencia de género, pero presentan discursos irregulares fruto de las resistencias personales. Además, encontramos como la identidad sensible reconocida y cuestionada realiza un abordaje desde la promoción de la salud que recoge educación, detección e intervención sobre la población adolescente desde los centros de atención primaria y en coordinación con los centros educativos. Conclusiones. En el desarrollo del protocolo aparecen resistencias de distinta naturaleza relacionadas con la complejidad del fenómeno, con barreras derivadas de los sistemas de salud y con la posición que adoptan muchas mujeres. La falta de reconocimiento y nombramiento de la figura responsable del protocolo y la implicación profesional en la actuación y seguimiento de la violencia de género son aspectos controvertidos. Existe un impacto emocional elevado para los y las profesionales que cuidan de estas mujeres. El apoyo emocional, las habilidades de la comunicación y la alerta ante indicadores de sospecha de malos tratos son las estrategias más utilizadas. Se observan diferencias de género en el empleo de estrategias de cuidados. Enfermeras y enfermeros consideran necesario un cambio cultural para erradicar la violencia de género. Identificamos diferentes perfiles profesionales. La identidad sensible a la violencia de género reconocida se atribuye a enfermeras donde los cambios han propiciado un compromiso aún mayor con la profesión. La identidad sensible a la violencia de género cuestionada manifiesta choque entre la formación y la praxis para aplicar el protocolo. Y la identidad sensible a la violencia de género en construcción manifiesta una crisis de identidad porque no tiene claro el papel de las enfermeras en la aplicación del protocolo. Además, se identifican prácticas profesionales desde la promoción de la salud en coordinación con los centros educativos. Y, los principales obstáculos y dificultades que definen los perfiles identitarios son: la cultura patriarcal, la no consideración de la violencia de género como un problema de salud y la resistencia al cambio.


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