Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Resumen de Efectividad de un programa tipo Counselling (Programa RED) para incrementar la resiliencia y modificar las estrategias de afrontamiento en pacientes oncológico

Adalgiza Andrade Agudelo

  • El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo; en 2018 ocasionó 9,6 millones de defunciones. Es decir que es la causa del fallecimiento de una de cada seis personas. Su prevalencia sigue en aumento y se calcula que en el año 2030 se duplicará el número de afectados, llegando a ser responsable de una de cada dos muertes a nivel mundial (Organización Mundial de la Salud, nota informativa de 2018). Debido a esto, no es de extrañar que, desde el inicio de las pruebas diagnósticas, el cáncer ha sido identificado como una amenaza directa a la supervivencia (Cruzado, 2010; Die Trill, 2003). Los avances científicos y tecnológicos en cuanto a la detección de la enfermedad y la eficacia de los tratamientos han mejorado considerablemente las expectativas de vida en los últimos 30 años, dando con ello un cambio al carácter mismo de la enfermedad, de letal a crónica (Cheung y Delfabbro, 2016). Aun así, los efectos psicológicos, emocionales y físicos sobre el paciente y su círculo psicosocial pueden ser devastadores. En la actualidad, se ha ampliado no solo la esperanza de vida de quien lo padece, sino además el conocimiento que se tiene de los mecanismos psicológicos implicados en la calidad de vida de estos pacientes. Los retos emocionales que enfrentan los pacientes oncológicos para hacer frente al diagnóstico, al tratamiento y al período de remisión parcial o total de la enfermedad, así como a la fase final de su vida, están ampliamente investigados y documentados en la literatura. Estos pacientes pueden ver afectadas sus relaciones sociales, experimentar cambios en su estado emocional y físico, y enfrentar dificultades de toda índole (familiar, social, financiera y laboral). Esta evidencia hace que la atención psicológica sea una herramienta fundamental para la atención sanitaria integral para los pacientes de cáncer, que cada vez son más numerosos. 10 A pesar de que el tratamiento del cáncer por parte de los medios de comunicación es cada vez más numeroso y explícita y, que algunos autores afirman que ya ha encontrado un lugar en nuestra cultura (Little, Paul, Jordens y Sayers, 2002); hay quienes aseguran que existen tensiones no resultas para aquellos que han vivido más allá de la fase aguda de la experiencia oncológica (Frank, 1995, citado en Little et al., 2002). La connotación de condena que implica el diagnóstico del cáncer supone un punto de inflexión en la vida del paciente, independientemente del pronóstico y la evolución de la enfermedad. En todo este proceso, el paciente oncológico cuenta con cualidades personales y estilos de afrontamiento que constituyen el conjunto de herramientas que le permiten hacer frente, dar sentido y dirigir su experiencia a través del cáncer y después de este. Actualmente, se sabe que una de esas herramientas es la resiliencia, que no es más que la fuerza impulsora interior que posee el ser humano, la capacidad “natural” que tiene cada persona para tolerar las adversidades de la vida y de, incluso, poder transformarlas en nuevos estadios de equilibrio y/o de crecimiento (Manciaux, Vanistendael, Lecomte y Cyrulnik, 2003). Sin embargo, el desarrollo de esta capacidad “natural” latente necesita de condiciones personales y sociales, es decir, de características individuales y elementos de su entorno para poder gestarse. Pero, sobre todo, necesita a otro(s), ya que se desarrolla de forma relacional. Esta figura acompañante, que soporta, contiene y genera una retroalimentación nutricia, recibe el nombre de tutor de resiliencia (Cyrulnik, 1999, citado en Manciaux, Lecomte, Vanistendael y Schweizaret, 2003), y ese papel puede ser ejercido, entre otros especialistas y personas, por los profesionales de la psicología mediante intervenciones psicoterapéuticas. Tras cinco décadas de investigaciones, se sabe que la resiliencia se compone de un conjunto de cualidades y condiciones, personales y sociales, que favorecen la adaptación de 11 un individuo ante circunstancias adversas. Es un término que deriva del latín resalio, que denota la capacidad de un cuerpo de resistir, ser fuerte y no deformarse ante la presión (Serisola, 2003 en Álamo, Caldera, Cardozo y González, 2012). Fue importado desde la física a la psicología por Rutter (1985) y por Bowlby (1992, citado en Manciaux y Vanistendael et al., 2003). En las últimas investigaciones que relacionan resiliencia y cáncer, se ha encontrado que la experiencia subjetiva desarrollada después de recibir el diagnóstico tiene implicaciones en la forma en que el individuo se enfrenta a su enfermedad durante todo el proceso, así como cuando se ve libre de ella (Cheung y Delfabbro, 2016). En publicaciones recientes se ha conceptualizado el concepto de resiliencia y el efecto que tiene ésta en el bienestar durante todo el proceso oncológico. Los resultados apuntan a que contar con esta capacidad tiene relación con la remisión de síntomas ansioso-depresivos, un mayor bienestar, una mejor autogestión y calidad de vida (Cerezo, 2014; Font y Rodríguez, 2007; Quiceno y Vinaccia, 2011; Rodríguez, 2017). Este trabajo pretende ofrecer evidencia sobre la efectividad de una de las intervenciones más utilizadas en el contexto de la psicooncología: el counselling (asesoramiento, consultoría). Entendiendo como efectividad al grado que se obtiene el efecto pretendido en condiciones de la práctica clínica habitual (Crespo-Facorro et al., 2017). Se ha diseñado un modelo de resiliencia denominado círculos resilientes y un formato específico de intervención denominado RED, basado en los formatos clásicos de counselling y que incorpora técnicas de atención plena y logoterapia, con dos objetivos principales: por un lado, mejorar el nivel de resiliencia, y por el otro, analizar la posible modificación de las estrategias de afrontamiento 12 que la acompañan. Especialmente, se busca el incremento de las estrategias de resignificación positiva y búsqueda de apoyo social, así como la reducción de la estrategia de huida-evitación. Se eligió un modelo de intervención individual para poder adaptarse a las necesidades de cada paciente, puesto que cada uno se encontraba en un momento específico del proceso de su enfermedad y presentaba necesidades concretas y cambiantes durante el año de intervención. Se trabajó con 42 pacientes oncológicos, que se dividieron en dos grupos, uno de intervención con 24 sujetos y uno de control con 18. El 59,5% del total eran mujeres. Se encontraban en diferentes fases de la enfermedad y estaban afectados con diversos tipos de cánceres. Se utilizaron las pruebas denominadas WOC (Ways of coping [Formas de Afrontamiento]) de Lazarus y Folkman (1980) y el RS (Resilience scale [Escala de Resiliencia]) de Wagnild y Young (1993) antes de iniciar la intervención y después de un año. Se desarrolló un ANOVA factorial mixto de la puntuación en cada uno de los factores que componen la resiliencia y de los diferentes tipos de estrategias de afrontamiento, a fin de comprobar la significación estadística y el tamaño de efecto. Alcanzaron significación estadística y tamaño de efecto pequeño: resiliencia total, resiliencia tipo aceptación, la estrategia de afrontamiento dirigida al problema, la estrategia de afrontamiento dirigida al problema tipo planificación, la estrategia de afrontamiento dirigida a la emoción, la estrategia de afrontamiento dirigida a la emoción tipo reevaluación positiva y la estrategia de afrontamiento de evitación. Después de un año de participar en el programa RED, el grupo de intervención vio incrementado el nivel de resiliencia y utilizaban estrategias de afrontamiento más adaptativas.


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus