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Resumen de La província dominica d’aragó. De la fundació dels convents a les primeres construccions: arquitectura i patrimoni. Estudi documental

Verònica Jiménez Ferran

  • La tesis que se presenta está dividida en tres partes, correspondientes a cada uno de los volúmenes. Se inició la tesis configurando un volumen (el tercero) a partir de las noticias documentales relacionadas con la arquitectura y el patrimonio de la Orden que proporcionan las bulas papales, las actas de los Capítulos Generales y también de los Capítulos Provinciales, así como la historiografía fechada entre los siglos XVI y XIX. El segundo volumen corresponde al estudio de cada una de las fundaciones acaecidas en la Provincia de Aragón durante los siglos XIII y XIV, focalizando la atención a su fundación y al proceso constructivo de las mismas. Finalmente, el primer volumen se construye sobre los dos anteriores y cuenta con una serie de capítulos motivados cada uno de ellos por el análisis de diferentes aspectos históricos, arquitectónicos o artísticos, que a su vez responden a modo de síntesis a los objetivos de la tesis.

    El capítulo inicial se dedica a la descripción del material bibliográfico que ha constituido la base del trabajo, un análisis que abraza desde las primeras publicaciones especializadas del siglo XVI hasta la actualidad. Seguidamente, una breve introducción a la Orden de Predicadores determina los rasgos diferenciales de dicha congregación que posteriormente han influido en su desarrollo arquitectónico o patrimonial.

    Era el Capítulo General el que otorgaba el permiso para la fundación de un cenobio. De esta manera, mediante la lectura de sus actas es posible disponer de una cronología que en su mayor parte distingue el hecho de la fundación y el de su posterior construcción. Explicado en el tercer capítulo sobre la implantación de la Orden en la Provincia, también se halla el papel de la monarquía como gran benefactora, así como la observación acerca de la ubicación de los conventos en el territorio urbano. Aunque lo más habitual fue la construcción fuera de las murallas por una cuestión meramente espacial, las comunidades tuvieron cada vez más interés en aproximarse al centro de las poblaciones y participar de los beneficios de los fieles de forma más directa. El reparto del terreno no estuvo exento de polémicas, pues son conocidas varias disputas en esta vía, lo que llevó a la redacción de una normativa en la cual se dictaba que ninguna capilla, iglesia o convento podía estar a menos de ciento cuarenta canas de distancia de un cenobio de Predicadores. Sin embargo, cada vez es más difícil cumplir la regla, a razón de la presión urbanística del momento.

    El cuarto capítulo es una reflexión acerca de la arquitectura de la Orden, que se ha distinguido en tres periodos. El primero abarca desde la institución de la Orden en 1216 hasta 1235/1240, se caracteriza por ser un momento de adaptación y, atendiendo a la documentación existente, de poco carácter constructivo. Los frailes hacían uso de iglesias ya alzadas en épocas anteriores, por lo que además los primeros legados testamentarios posiblemente fueran destinados en su mayor parte a la fábrica de las dependencias anexas a dichas iglesias y utilizadas como convento, respondiendo a su vez a las exigencias de la vida comunitaria. Un segundo momento arquitectónico se podría señalar a partir de los años cuarenta del siglo XIII aproximadamente, cuando las comunidades empiezan a disponer de medios importantes y las capillas iniciales quedan pequeñas para acoger el gran número de fieles. La comparación con otros edificios contemporáneos, y teniendo como ejemplo las últimas excavaciones en el convento de Santa Caterina de Barcelona, puede determinar que estas obras beben de las fórmulas constructivas del siglo anterior. Por lo tanto, la conocida como arquitectura de las órdenes mendicantes, descrita en una planta de una sola nave con capillas laterales, es un tipo de solución que no aparece hasta finales de la centuria y que constituye a su vez, un tercer momento arquitectónico. Se reivindica también en este punto el papel de las construcciones parroquiales como aglutinadoras de las nuevas tendencias. Una pequeña revisión del tema de las capillas como aportaciones particulares dentro de los conventos, la diferenciación entre el espacio de los frailes y el de los fieles, y un apunte acerca de los dormitorios y las celdas cierran el capítulo.

    En 1227 la Orden de Predicadores obtuvo el permiso papal para proceder a los enterramientos de fieles dentro de sus edificios. El apartado número seis analiza la transformación espacial y estética del recinto conventual a partir de las numerosas indicaciones legislativas acerca del lugar y la forma de las sepulturas.

    El séptimo capítulo versa sobre la promoción de ciertas advocaciones dentro de la Orden y la consecuente obligación de crear unas imágenes ceñidas a unas directrices específicas de representación. Conviven además, con las devociones locales que, en algunos casos, generaron episodios iconográficos paralelos como en el caso del sepulcro de Bernat de Travesseres a La Seu d’Urgell.

    Finalmente y antes de la conclusión, se ha dedicado un capítulo a la cuestión de la ornamentación en las casas de Predicadores, cada vez más fastuosa según las crónicas de la época y enfrentada por definición a la sencillez promulgada por la Orden desde sus inicios.

    La lectura de la documentación local y de aquella a nivel general proporcionada por las bulas papales, los Capítulos Generales y los Capítulos Provinciales, permite confeccionar un panorama histórico y artístico capaz de generar un discurso que define el papel de la Orden de Predicadores de la Provincia de Aragón tanto dentro del marco del gótico local como del desarrollo artístico contemporáneo europeo.


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