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Implicación de los sistemas de inhibición y de aproximación conductual en la experiencia de dolor crónico con o sin comorbilidad con síntomas de estrés postraumático

  • Autores: Elena Rocío Serrano Ibáñez
  • Directores de la Tesis: Alicia Eva López Martínez (dir. tes.), Carmen Ramírez Maestre (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Málaga ( España ) en 2018
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: María Ángeles Pastor-Mira (presid.), José Martín Salguero Noguera (secret.), Sónia Bernardes (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Psicología por la Universidad de Málaga
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: RIUMA
  • Resumen
    • Introducción Existe una alta comorbilidad entre los síndromes de dolor crónico y el TEPT (Siqveland et al., 2017). La investigación está evidenciando que ambos trastornos podrían compartir ciertos mecanismos neurobiológicos, formando parte de un síndrome general como es la sensibilización central (Fleming y Volcheck, 2015). Además, existen teorías psicológicas que postulan que ambos desórdenes comparten patrones de respuesta cognitivos, emocionales, conductuales y fisiológicos similares (Asmundson y Katz, 2009).

      Actualmente, el modelo más relevante para explicar los procesos de dolor crónico está siendo ampliado ya que, entre otras cuestiones, no proporciona una explicación detallada de los mecanismos subyacentes al comportamiento de presentan las personas con dolor crónico (Van Damme y Kindermans, 2015). Así, tampoco contribuiría a explicar los factores que subyacen a la comorbilidad entre este trastorno y el TEPT. Por este motivo, están surgiendo nuevas líneas de investigación que tratan de analizar tanto el dolor crónico como su comorbilidad con el TEPT dentro de marcos y postulados teóricos tradicionales, como la Teoría de la Sensibilidad al Reforzamiento (Gray, 1987a; Gray y McNauhton, 2000), que podría dar cuenta de los patrones de respuesta de ambos.

      Sin embargo, se trata de una línea de investigación muy incipiente y, aunque existen investigaciones dentro de cada desorden de forma separada y se ha formulado un modelo hipotético acerca de la relación del SIC/SAC con el dolor crónico (Jensen et al., 2016), la evidencia empírica disponible es aún muy escasa. Así, no se ha validado empíricamente dicho modelo, ni se ha profundizado en la relación del SIC y el SAC en un aspecto clave de estos individuos, como es su funcionamiento diario a pesar del dolor. Del mismo modo, no existe ningún estudio, ni literatura científica, donde se analicen estos sistemas en pacientes aquejados de dolor crónico comórbido al TEPT.

      Por otra parte, sí hay evidencia disponible acerca de que las estrategias de regulación emocional podrían estar relacionadas con estos sistemas (Tull et al., 2010) y al mismo tiempo se ha mostrado que son factores clave tanto en el dolor crónico (Hamilton et al., 2004), como el TEPT (Shepherd y Wild, 2014). Aunque no se ha encontrado ningún estudio que examine el rol de la regulación emocional y el SIC y SAC en pacientes con dolor crónico, algunos datos indican que la relación entre estos sistemas y el TEPT está mediada por la evitación experiencial. Es por ello que cabría postular la existencia de una asociación entre todas estas variables en pacientes con dolor crónico concurrente a síntomas postraumáticos.

      En línea con lo argumentado, el objetivo global de la presente tesis doctoral fue profundizar en el papel de los sistemas SIC y SAC en pacientes con dolor crónico, con y sin comorbilidad con síntomas postraumáticos, examinando el rol de la regulación emocional en esta relación.

      Estudios realizados El primero de los estudios pretendía constatar empíricamente el papel que el SIC y el SAC desempeñaban en el funcionamiento de individuos diagnosticados de dolor crónico. Se partió de la propuesta teórica del Modelo SIC/SAC de Dolor Crónico (Jensen et al., 2016) que, hasta el momento, solo había sido puesta a prueba parcialmente en dos estudios. Así, en una muestra de 253 personas con dolor crónico musculoesquelético, se examinó si el SIC y el SAC predecían el deterioro físico y funcionamiento psicológico de forma directa, separadamente o a través de su interacción, y si moderaban la relación entre la intensidad de dolor y el funcionamiento. Los resultados mostraron que tanto el SIC como el SAC predecían, aunque de modo independiente, el funcionamiento psicológico de estas personas, y solo el SIC mostró ser un predictor del deterioro físico. No se encontró interacción entre ambos sistemas ni efectos de moderación.

      El segundo estudio tuvo como objetivo examinar la relación entre el SIC y el SAC, las estrategias de regulación emocional (supresión expresiva y reevaluación cognitiva) y la afectividad (positiva y negativa) de estos pacientes. En una muestra de 516 individuos con dolor crónico musculoesquelético, se encontró que el SIC estaba relacionado, tanto de forma directa, como a través de las estrategias de regulación emocional, con la afectividad emocional de estas personas. Así, una mayor activación de SIC dio lugar a: (a) mayor afecto negativo y menor afecto positivo de forma directa; (b) más supresión emocional, lo que elevaba el afecto negativo; y (c) una disminución del uso de la reevaluación cognitiva, resultando en mayor afecto negativo y en menor afecto positivo. Por otro lado, los hallazgos mostraban que el SAC solo estaba relacionado de forma directa con la afectividad, sin que esta relación estuviese moderada por las estrategias de regulación emocional. Una mayor activación de este sistema daba lugar a un mayor afecto positivo y también negativo.

      Finalmente, debido a: (a) la elevada comorbilidad entre los síndromes de dolor crónico y los síntomas postraumáticos, (b) que la investigación es incipiente al explicar las variables que podrían estar implicadas en la co-ocurrencia entre ambos trastornos, y (c) que tanto el SIC/SAC como las estrategias de regulación emocional habían mostrado estar relacionados con ambos trastornos, se decidió realizar un tercer estudio donde poner a prueba la relación existente entre todas estas variables. Este trabajo se llevó a cabo en una muestra de 388 personas que habían sido víctimas de una situación traumática antes de iniciarse su problema de dolor. Específicamente, se analizó si aquéllas que padecían síntomas postraumáticos diferían (en SIC/SAC, EE, percepción de dolor, nivel de funcionamiento y deterioro físico) de las que, aunque hubieran vivido un trauma, no presentaba síntomas de TEPT. Además, se examinó la relación existente entre estas variables en los 194 pacientes que presentaban comorbilidad (dolor crónico y síntomas de estrés postraumáticos). Se decidió analizar el papel de la EE y no otra estrategia de regulación emocional por varias razones. Primero, debido a que la literatura evidencia que es una variable con un papel relevante tanto en el TEPT como en el dolor, y en la comorbilidad entre ambos. Segundo, porque un reciente meta-análisis (Seligowski et al., 2015), comentado previamente, concluyó que la estrategia de reevaluación cognitiva, analizada en el estudio 2, no tiene un efecto relevante en los síntomas de TEPT, por lo que se presumió que tampoco lo iba a tener en pacientes con dolor crónico y síntomas de estrés postraumático. Y, en tercer lugar, porque en el segundo de los estudios tampoco se encontró que la supresión expresiva o la reevaluación cognitiva estuvieran asociadas con el SAC en pacientes con dolor crónico, por lo que cabría esperar que tampoco lo hiciese en la muestra con comorbilidad.

      Los resultados del tercer estudio mostraron que el grupo que presentaba dolor crónico y síntomas postraumáticos también tenía mayores puntuaciones en SIC, EE, dolor percibido y deterioro físico, mostrando puntuaciones menores en el nivel de funcionamiento diario. Sin embargo, no se obtuvieron diferencias en el SAC entre ambos grupos. Además, en los pacientes con comorbilidad entre ambos desórdenes, se encontró que una mayor actividad de SIC estaba asociada a puntuaciones más altas en EE, lo cual estaba relacionado con más síntomas postraumáticos que, a su vez, guardaban relación con un mayor deterioro. Asimismo, puntuaciones más altas en el SAC se asociaron con una menor percepción de dolor y con un mayor nivel de funcionamiento en estos pacientes. Discusión Tomados conjuntamente, los hallazgos muestran que tanto el SIC como el SAC, aunque de diferente modo, están implicados en la patología de dolor crónico y en la comorbilidad de la misma con los síntomas de TEPT. Específicamente, el SIC está relacionado con el nivel de deterioro físico y el funcionamiento psicológico. Asimismo, en pacientes con dolor crónico, existe una relación directa entre este sistema y el afecto positivo y el negativo, estando esta relación mediada, a su vez, por las estrategias de regulación emocional consideradas, la supresión expresiva y la reevaluación cognitiva. Además, los resultados evidencian que en individuos que presentan tanto dolor crónico como síntomas postraumáticos, la EE media la relación entre el SIC y los síntomas de TEPT, afectando estos últimos al nivel de deterioro físico de los pacientes. Por otro lado, el SAC ha mostrado relacionarse con el funcionamiento psicológico de los pacientes con dolor crónico, afectando de forma directa tanto en el afecto positivo como el negativo (sin que esta relación estuviese mediada por las estrategias de regulación emocional).

      En la muestra de pacientes que presentaban comorbilidad dolor crónico-síntomas de TEPT, el SAC no se ha asociado con los síntomas postraumáticos, pero afecta de modo directo a su nivel de funcionamiento y de dolor percibido. Además, aunque hubo diferencias entre los pacientes con dolor crónico, con y sin síntomas de estrés postraumático, en todas las variables (activación del SIC, EE, percepción de dolor, funcionamiento y deterioro físico), no las hubo en el nivel de activación del SAC.

      Conclusiones Los hallazgos conjuntos de los tres estudios que componen esta tesis doctoral añaden evidencia acerca del valor explicativo del SIC y el SAC en la patología de dolor crónico y en la comorbilidad de ésta con los síntomas de TEPT, mostrando a la vez que la regulación emocional presenta una relación con estos sistemas y los efectos de ambos desórdenes. Hasta donde conocemos, este trabajo es el primero en analizar todos estos aspectos en pacientes con dolor crónico, con y sin síntomas de estrés postraumático.


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