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Resumen de Agroecological Landscape Modelling as a Deliberative Tool, Learning from Social Metabolism Assessment of Historical Transitions to Industrial Agriculture for Future Sustainable Food System

Roc Padró Caminal

  • El resultado fundamental de esta tesis es la generación de un modelo de optimización del funcionamiento de la actividad agraria a nivel de paisaje. Se trata de una tesis con un fuerte componente metodológico. Sin embargo, para fundamentar cómo tendría que ser el funcionamiento de los sistemas agrarios para que mejoraran su eficiencia en el uso de los recursos naturales, así como su lógica orgánica, me baso en el estudio de los sistemas agrarios en perspectiva histórica.

    Así, en los tres primeros capítulos de esta tesis doctoral analizo la transición socio-metabólica de las agriculturas orgánicas a las industriales haciendo uso de la metodología del metabolismo social y el análisis de flujos de materiales y energía. Lo aplico para un caso de estudio situado en el pre-litoral mediterráneo catalán (la comarca histórica del Vallés), en tres momentos históricos distintos: i) cerca de 1860, en un contexto de especialización vitícola y en pleno desarrollo del capitalismo agrario; ii) en 1956, justo en el momento de la salida del período autárquico en España y en plena transición previa a la Revolución Verde; iii) en 1999, ya pasada la revolución verde y en una situación de especialización ganadera, derivada de la integración de la agricultura local en el contexto global.

    En la primera parte de la tesis, me centro en el desarrollo de avances metodológicos en el ámbito del metabolismo social para poder esclarecer determinadas fuerzas motrices de la transición socio-ecológica. Para ello, en el capítulo 2, hago uso de los balances de energía, incorporando distintos balances (de nutrientes, de alimentación ganadera y de explotación sostenible de los recursos forestales), con el objetivo de reducir la incertidumbre sobre el funcionamiento real del sistema. Esto me permite establecer los niveles de eficiencia energética teniendo en cuenta los valores máximos que se hubiera podido conseguir si se hubiera garantizado una explotación sostenible de los recursos naturales.

    El capítulo 3 planteo una nueva metodología que vincula por primera vez los balances metabólicos con los patrones del paisaje, incluyendo en esta investigación sólo los cortes históricos de 1860 y 1999. Me baso en una perspectiva land-sharing para profundizar en cuál puede ser el vínculo entre las perturbaciones antrópicas en el medio, y la configuración resultante del paisaje, en las condiciones materiales que facilitan o dificultan el mantenimiento de la biodiversidad en el territorio. A pesar de que en el capítulo no se correlacionan los resultados con datos actuales de biodiversidad, el planteamiento de un grafo de nodos y relaciones entre bienes fondo de los agroecosistemas permite profundizar en las relaciones e interacciones dentro de los sistemas agrarios que garantizan su funcionamiento cíclico.

    El análisis histórico general de la transición socio-ecológica de las agriculturas tradicionales a la industrial lo hago en el capítulo 4, en el cual identifico cuáles son los cambios acontecidos a raíz de la revolución verde y el desarrollo del régimen alimentario global actual, en comparación con el funcionamiento especializado pero orgánico de 1860. Para ello utilizo de nuevo la metodología del metabolismo social junto con el estudio de sistemas alimentarios, el análisis en ecología del paisaje y de ecología política, obteniendo el perfil de funcionamiento de los siguientes bienes fondo: la sociedad, la ganadería y los suelos, la biodiversidad asociada y los impactos por los procesos de expulsión de la insostenibilidad.

    Una vez identificadas las claves del funcionamiento de los sistemas agrarios previos a la revolución verde, en los que su capacidad de producción estaba básicamente circunscrita a un nivel local, y a la capacidad de los bienes fondo de satisfacer las necesidades de la comunidad agraria en tanto que fueran mantenidos (suelo, ganado, biodiversidad y la propia comunidad), he sentado las bases para la segunda parte de la tesis doctoral. En ella propongo, en primer lugar en el capítulo 5, el desarrollo teórico de un modelo de optimización que permite analizar cuál hubiera sido (o podría ser en un futuro) el funcionamiento más óptimo de los distintos bienes fondo de los agroecosistemas que permitan satisfacer determinados objetivos sociales. Esto implica la formulación matemática de un modelo que consta de condiciones de contorno (los límites de los propios bienes fondo), un seguido de restricciones (que garantizan que los bienes fondo no son explotados por encima de su capacidad, y que reciben suficientes flujos como para poder mantenerse) y unas funciones objetivo (que fijan con qué intencionalidad se desea hacer funcionar el agroecosistema). Este modelo se puede aplicar en perspectiva histórica (para generar análisis contrafactual) o bien de forma prospectiva generando posibles horizontes de funcionamiento agroecológico de los sistemas agrarios.

    En el capítulo 6 aplico este modelo en el caso de Sentmenat (El Vallès) para 1860, para ver cuál hubiera sido, en un contexto de inexistencia de desigualdad, la mejor forma de haber organizado el territorio con el objetivo de satisfacer distintos objetivos: minimizar la cantidad de superficie necesaria por familia, minimizar la cantidad de trabajo requerido, o bien profundizar en la especialización maximizando la cantidad de viña que existía en el territorio y que pudiera ser mantenida de forma sostenible. Cuando comparo los resultados con la distribución real que existía de los usos del territorio, llego a diversas conclusiones: que no parece que fuera la densidad de población la fuerza motriz que forzara a tomar medidas de intensificación de la actividad agraria (como decía Boserup), sino más bien era el reparto desigual de los bienes fondo (tierra, ganado) el que obligaba a las explotaciones que no podían satisfacer las necesidades (de nutrientes, de ganado, de alimentación) a utilizar prácticas de intensificación a nivel de explotación. De hecho, en un contexto de reparto equitativo de la tierra, bajo el objetivo de satisfacer las necesidades locales y no desde una perspectiva de acumulación, estimamos que se podría haber aumentado la población hasta en un 90%. Además, parece que si bien el contrato de rabassa morta tuvo un papel fundamental en la especialización vitícola, ésta se llevaba a cabo dejando alrededor de un 80% de la población por debajo del umbral de reproducción (el necesario para poder mantener a la unidad doméstica, el ganado y la fertilidad del suelo). De nuevo, un reparto equitativo de la tierra y el ganado, de haberse hecho bajo un objetivo de maximizar el nivel de especialización para mejorar la condición económica del conjunto de la sociedad, hubiera permitido llegar a niveles sostenibles de cantidad de viña del 66% de todo el territorio, muy por encima del 42% observado.

    Aplicado el modelo SFRA de optimización en una comunidad rural para el siglo XIX, y habiendo testado su funcionamiento, el capítulo 7 se dedica a aplicar de nuevo el modelo pero a nivel prospectivo de futuros escenarios agroecológicos. En su aplicación me pregunto por distintos elementos: i) cuál sería la cantidad de población que se podría sostener con prácticas agroecológicas a nivel de paisaje; ii) qué diferencia habría si se hace una nueva transición nutricional hacia dietas más saludables; y iii) si las estrategias de satisfacción de necesidades a nivel local reducen mucho el potencial del propio territorio. Las conclusiones del estudio nos permiten caracterizar los límites de las estrategias a nivel agroecológico de paisaje, básicamente debidos al condicionante imperante del cierre de ciclos de nutrientes, que en el caso de una sociedad industrial se ven fuertemente limitados por el no-retorno de la excreta humana como nutriente en el suelo. A pesar de ello, si se hiciera un uso racional de los stocks de nutrientes del suelo, se podría llegar a densidades de población sostenibles de hasta más de 150 personas/km2 con un horizonte de agotamiento del stock de fósforo (el factor más limitante), de unos 1000 años. Además, comprobamos como la dieta actual limita fuertemente la densidad de población sostenible (a unas 70 personas/km2) debido al alto consumo en productos animales. Así, seguir una dieta mediterránea, que permita un equilibrio entre las voluntades del consumidor y la capacidad del territorio, conseguiría niveles de satisfacción de necesidades mucho más elevados. En último lugar, la estrategia de maximizar la producción en vez de satisfacer las necesidades locales, podría permitir un aumento de hasta el 30% del producto final (en términos de energía metabolizable). Sin embargo, consideramos que el punto óptimo seguramente se encuentra entre la especialización y la satisfacción de necesidades a nivel local, algo que se tiene que decidir de forma deliberativa y colectiva.

    Con ello, consideramos que esta nueva metodología propuesta abre una nueva herramienta que facilite estos debates sociales, teniendo en cuenta la complejidad del funcionamiento de los sistemas agrarios y sin pretender simplificarlos a decisiones puramente técnicas.


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