En los dos primeros tercios del siglo XVII, la arquitectura religiosa del barroco en León se carazteriza por la continuidad del clasicismo, debido al dominio de la ideología reformista y a un marcado interés funcional.
EN esos momentos la influencia llega del foco vallisoletano, is bien en El Bierzo se hace patente también la gallega. Desde finales de siglo y durante la primera mitad del siguiente, se valora más lo decorativo, desembocando en una interpretación castiza de la arquitectura, aunque sin llegar a la exaltación del ornamento. A mediados de siglo hay una vuelta a planteamientos más academicistas. Se analizan las principales edificaciones de la época en la provincia: monasterios, parroquias, camarines, capillas funerarias, etc., así como las transformaciones realizadas en las catedrales de Astorga y León. Con el examen de los contratos de obra y la actividad de los arquitectos, se llega a la conclusión de que la mayoría de estos eran maestros de obra, siendo los foráneos como Naveda, Felipe Berojo, Pedro de Aren, Pedro Martínez de Cardeña, etc., los que más contribuyeron a dinamizar el panorama arquitectónico.
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