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Resumen de Percepción de padres y profesores sobre los efectos de la dieta en el desarrollo mental de los niños

Juan Carlos López Robles

  • español

    El objetivo del presente trabajo es examinar cualitativa y cuantitativamente las percepciones y creencias actuales de los consumidores sobre la relación entre lo que comen los niños y su desarrollo mental. La investigación se dividió en tres estudios realizados en cuatro países europeos y financiados en el marco del proyecto NUTRIMENTHE, cuyo objetivo es profundizar en la comprensión y conocimiento del efecto de la nutrición sobre el desarrollo mental y el rendimiento en los niños.

    Comprender la relación entre la nutrición y el rendimiento mental en los niños es importante para los logros y la productividad de éstos, tanto en la escuela como a lo largo de la vida. Dado que los consumidores son vistos como guardianes nutricionales siendo responsables de las dietas de sus hijos, sus opiniones y creencias son de crucial importancia.

    En este estudio, los padres y los maestros de niños de educación primaria perciben que la dieta es un factor menos importante del desarrollo mental en contraposición a nivel físico. Además, la dieta se considera una influencia menos importante en el rendimiento mental que otros factores como el sueño y la calidad de la enseñanza. En nuestros estudios en cuatro países europeos esto es cierto para una mayor proporción de padres que de maestros. Los padres dependen en gran medida de su propia experiencia al elegir la comida para sus hijos y establecen los alimentos saludables como lo más determinante. También surgieron algunas diferencias entre países, especialmente si nos fijamos en los padres, aunque éstas deben ser interpretadas con precaución por el tamaño muestral, por lo que las pequeñas diferencias se vuelven estadísticamente significativas.

    Estos hallazgos tienen implicaciones en las políticas de salud pública. Promover la importancia de la dieta para el rendimiento mental es crucial para atender a los consumidores que son menos conscientes de la salud. Pero, para reducir el nivel de incertidumbre en éste ámbito, es necesario ampliar profundamente la base de evidencias científicas antes de desarrollar mensajes e intervenciones concretas. Además, es necesario saber cómo padres y profesores relacionan el consumo de los alimentos con el rendimiento mental, antes de tomar decisiones sobre el desarrollo de las interacciones y la estrategia en cuanto a los mensajes para que éstos sean eficaces.

    Esta tesis doctoral representa una serie de hallazgos significativos de uno de los primeros estudios multicéntricos sobre la percepción de padres y profesores acerca de cómo la nutrición puede influir en el rendimiento mental de los niños. Con este trabajo hemos abordado una serie de lagunas en investigación sobre el conocimiento de los consumidores acerca del papel de la nutrición en el desarrollo de los niños y las consecuencias sanitarias asociadas. Los resultados ponen de relieve la importancia de comprender las opiniones entre los diferentes grupos de padres y otros grupos de la población, como los profesores, para dirigir adecuadamente los mensajes de salud pública. La percepción de las personas sobre el desarrollo físico o mental de los niños tiende a centrarse en factores genéticos y biológicos, pero también es necesario pensar en factores que influyen en el crecimiento humano general, como el medio ambiente y el contexto social.

    El primer resultado significativo que se desprende de nuestros datos es que el interés en una alimentación sana y un mayor nivel educativo está relacionado con la dieta como un factor que influencia en el desarrollo mental de los niños. Los padres deben ser conscientes del papel crítico central que desempeñan en el desarrollo infantil en términos de nutrición, ya que dan forma a los comportamientos de alimentación infantil, que en combinación con factores genéticos y ambientales, ayudan a establecer las preferencias alimentarias de los niños. En este sentido, el estatus socioeconómico (SES) es un factor importante que los investigadores deben tener en cuenta al evaluar la calidad dietética de la infancia, ya que afecta la posición social del individuo y puede ligarse a otros indicadores como los logros educativos, la ocupación o los ingresos futuros.

    Existen diferencias socioeconómicas en el conocimiento acerca de los alimentos que tienen los padres y estudios sobre los SES reflejan que los padres con mayores ingresos hablan de los alimentos en relación con problemas médicos y de salud. Los padres de zonas socioeconómicas superiores tenían mejores conocimientos nutricionales que los de las zonas de menor nivel socioeconómico. La nutrición y el comportamiento dietético fueron considerados por los padres en nuestro estudio como factores menos importantes para la atención y el aprendizaje en comparación con el sueño, el ejercicio y el entorno escolar. El conocimiento de los padres sobre nutrición es probablemente un reflejo de la importancia que atribuyen a este tema y su consecuente interés por la salud y la nutrición. Estos padres tienden a discutir los efectos de la dieta en términos de salud a largo plazo y los resultados médicos en lugar de la relación entre la dieta y el rendimiento mental.

    Comparado estos hallazgos y los de otros estudios con consumidores se revela que la comprensión de los padres y maestros sobre la importancia de la dieta en el desarrollo mental de los niños es esencial antes de dar mensajes significativos e intervenciones para fomentar un cambio de dieta, ya que tienen conocimientos básicos sobre alimentos saludables y, de alguna forma, expresaron interés y preocupación por la nutrición como factor de salud. Por un lado, los efectos de la dieta durante la infancia se relacionaron principalmente con el desarrollo físico, con efectos positivos a largo plazo, en lugar de procesos cognitivos como atención o concentración ligada al estado de ánimo y comportamiento. Por otro lado, los efectos negativos fueron percibidos como más inmediatos y a corto plazo, asociados a alimentos y nutrientes específicos. Una posible explicación a esto podría ser que la información sobre las etiquetas de los alimentos y la nutrición es una fuente importante que suele ser ignorada por los consumidores y éstos necesitan más conocimientos sobre los efectos a corto y largo plazo de los alimentos en el desarrollo humano.

    Otros estudios han encontrado que los padres no son receptivos a intervenciones dirigidas específicamente a cambiar el comportamiento alimenticio, pero están más motivados para participar en actividades sobre comportamientos saludables y creencias positivas de salud dentro de la familia. Esto podría reflejar la necesidad de educar a los padres para que sean conscientes de los efectos de los alimentos sobre el desarrollo mental, a través de la construcción de estrategias de concienciación pública, sobre nutrición, las cualidades sanitarias de los alimentos y sus efectos. Los hallazgos del presente estudio son complementarios con aquellos que reflejan el grado de preocupación que los padres pueden sentir sobre el peso de los niños, ya que a veces puede influir en ellos para tomar medidas como, por ejemplo, al tratar de prevenir la obesidad en un hijo. Identificar los factores que los padres piensan que pueden influir en la salud de los niños es necesario para diseñar intervenciones en el sistema sanitario que involucren a los padres y los motiven a tomar medidas. La comunicación efectiva sobre estos temas de salud, y específicamente sobre la nutrición, requiere que su público objetivo tenga un nivel básico de conocimiento del para evitar malinterpretaciones.

    Con respecto a la elección de los alimentos que hacen los padres para sus hijos, con este estudio hemos encontrado que las decisiones de los participantes sobre este tema estaban menos influenciadas por los medios de comunicación que por los profesionales de la salud. Estos resultados contrastan con estudios recientes sobre la influencia de la publicidad en los antojos de los niños y las opciones alimentarias de los padres (18,19) que subrayan la influencia de muchos otros factores, incluyendo los medios, afectando en su relación con el consumo de alimentos y las peticiones de sus hijos. En nuestro estudio, los padres informaron que confiaban principalmente en su propia experiencia y sentido común, por lo que es necesario identificar nuevos métodos innovadores para transmitir mensajes sobre este tema. La influencia de los padres en las elecciones de alimentos y la ingesta que hacen los niños tienen un efecto sobre las prácticas individuales y familiares, y operan entre otros mecanismos a través de la disponibilidad y accesibilidad a los alimentos o del comportamiento de los padres como modelo de alimentación. Los padres deben ofrecer una variedad de alimentos saludables o servir como modelos de una alimentación saludable y estilos de vida activos.

    Los resultados del trabajo cualitativo revelan que los maestros no se referían directamente al papel de la nutrición en el desarrollo del cerebro, sino que asociaban la dieta con el rendimiento escolar y el comportamiento. Esto se puede vincular a los resultados vistos en el mismo proyecto con respecto a la visión de los padres, donde éstos hablaron en términos de atención y concentración cuando se les preguntó acerca de los efectos de la dieta. Los maestros en nuestro estudio percibieron que una ingesta diaria inadecuada de nutrientes tiene un efecto adverso en el aprendizaje, destacando que es una de las principales razones para que los niños se distraigan y pierdan la concentración. En otros estudios, el personal de la escuela ha participado como ayudantes, asistiendo a médicos y psicólogos en las mediciones e informando sobre algunos datos, pero a menudo están en una posición pasiva y no tienen un papel activo en la investigación. En muchas de las entrevistas se hizo evidente que la opinión de los maestros estaba influenciada por sus observaciones y experiencias como padres, más que por su formación o experiencia profesional. Al educar a los niños sobre la alimentación saludable, los maestros se esfuerzan en promover un equilibrio nutricional óptimo, lo que garantiza que los niños puedan desarrollarse bien, tanto a nivel físico como intelectual. De los muchos factores que pueden influir en los comportamientos alimentarios, la falta de conocimiento nutricional es uno de los más susceptibles de cambio.

    Comparando entre los cuatro países participantes, en el cuestionario se revelaron diferencias significativas en algunas características de las opiniones de los encuestados, especialmente entre los padres. Se perciben muchos factores que influyen en las opciones de alimentos saludables o no saludables. A partir de nuestros resultados, la razón de esto no está clara, pero puede tener algo que ver con los factores socioculturales: por ejemplo, en Alemania la variedad de alimentos era de menor significación para los padres, pero éste era el factor más importante en la elección de alimentos según los padres en España. También se demostró que, en contraste con los resultados de Inglaterra o Alemania, los padres en Hungría, por lo general, priorizan aquellos elementos que influyen en el rendimiento mental. Comparando estos resultados con los del estudio de clasificación por cartas del mismo proyecto se revela que los padres en Hungría atribuyeron mayor importancia a la dieta en el desarrollo físico y mental de sus hijos que los encuestados en los otros países. Este resultado contradictorio dentro del mismo Proyecto puede deberse al tipo de metodología aplicada para cada intervención, haciendo hincapié en la necesidad de sensibilizar a los consumidores sobre los efectos positivos de la promoción de un estilo de vida saludable.

  • English

    The present work aims to qualitatively and quantitatively examine the current consumers’ perceptions and beliefs of the relationship between what children eat and their mental development, state and performance. The research was divided into three studies, carried out in four European countries and funded within the framework of the NUTRIMENTHE project which aims to further our understanding and knowledge of the effect of nutrition on the mental development and performance in children.

    Understanding the relationship between nutrition and mental performance in children is important in terms of their attainment and productivity both in school and later life. Since consumers are seen as nutritional gatekeepers with responsibility for their children’s diets, their views and beliefs are of crucial importance.

    In this study, parents and teachers of primary school children perceive that diet is a less important determinant of mental than physical development. Furthermore diet is seen as a less important influence on mental performance than factors such as sleep and the quality of teaching. In our studies in four European countries this is true for a higher proportion of parents than teachers. Parents rely largely on their own experience when choosing food for their children and rate the healthiness of food as the most important influence on those choices. Also some country differences emerged from our results, particularly for parents, but these must be interpreted with caution given the large sample size whereby small differences become statistically significant.

    These findings have public health policy implications. Promoting the importance of diet for mental performance is important to address those consumers who are less health conscious. But there is a need for a broad deep evidence base before messages and interventions can be developed to reduce the level of scientific uncertainty in this domain. Furthermore, before making decisions about developing interactions and strategy as for messages to be effective there is a need to know how parents and teachers relate food consumption to the mental performance.

    This Doctoral Thesis represents a number of significant findings from one of the first multicentre studies of parents’ and teachers’ perceptions of how nutrition may have an influence on childrens’ mental performance. With this work we have addressed a number of gaps in the research to date of consumers’ knowledge about the role of nutrition in childrens’ development and the associated health implications. Our findings highlight the importance of understanding the differences in views between different groups of parents and other groups of the population such as teachers to appropriately target public health messages. People’s perceptions of children’s physical or mental development tends to focus on genetics and biological factors but it is also necessary to think of factors influencing general human growth such as the environment and the social context.

    The first significant result which emerges from our data is that having an interest in healthy eating and higher educational attainment was related to regarding diet as an important influence on children’ mental development. Parents need to be aware of the critical central role that they play in childhood development in terms of nutrition because they shape child-feeding behaviours, , which in combination with genetic and environmental factors help to establish food preferences. In this sense, socio-economic status (SES) is an important factor to be taken into account by researchers when screening childhood dietary quality in so much as it impacts on individual’s social position and can be connected through diverse indicators such as educational achievement, future occupation or income.

    Socio-economic differences exist in parental lay knowledge about food and SES studies reflect that higher income parents talk about food in relation to health and medical issues. Parents from higher socio-economic areas had better nutrition knowledge than those from areas with lower socio-economic level. Nutrition and dietary behaviours were considered by parents in our study less important factors than sleep, exercise and the school environment for attention and learning. Parents’ nutrition knowledge is likely a reflection of the importance they place on these topics and their interest in health and nutrition. They tend to discuss the effects of diet in terms of long term health and medical outcomes rather than the link between diet and mental performance.

    A comparison between our findings and those from other studies with consumers reveals that understanding parents’ and teachers’ views of the importance of diet in the mental development of children is essential before developing meaningful messages and dietary change interventions because they have a basic knowledge about what foods are healthy and they expressed an interest and concern about nutrition related to health. On the one hand, the effects of diet during childhood were related primarily to physical development, with positive effects in the long term, rather than cognitive processes like attention or concentration allied to mood and behaviour. On the other hand, negative effects were perceived to be more immediate and short term, and associated with specific foods and nutrients. A possible explanation for this might be that information on food labels and nutrition is an important source typically underutilized by consumers and they need further knowledge on long and short term effects of foods on human development, from childhood to adolescence.

    Other studies have found parents not to be receptive to interventions aimed at specifically changing dietary behaviour, but are more motivated to engage in healthy behaviours and positive health beliefs within the family setting. This could reflect the need to educate parents to be aware of the effects of foods on mental performace through building public awareness strategies, of nutrition and the health qualities of foods and their effects. These findings of the current study are ancillary with those that reflect the degree of worry that parents can feel about children’s body weight that may sometimes influence them to take steps and, for example, try to prevent obesity in their child. Identifying what factors parents think that may influence childrens’ health is necessary in order to design health care system interventions that will engage parents and motivate them to take action. Effective communication on these topics related to health, and specifically on nutrition, require a basic level of knowledge that the intended audience may be misundertanding.

    On the question of parents’ food choices for their children, with this study we have found that participants’ decisions about this topic were less influenced by media sources than by health professionals. These results are in contrast with recent studies about the influence of advertising on childrens’ cravings and parents food choices that underline the effects of many factors, including media sources, affecting their relationship with food consumption and their childrens meals demands. In our study parents reported relying mainly on their own experience and common sense so innovative methods of getting messages over may need to be identified. Parental influences on children’s food choices and intake have an effect on individual and family practices, and operate among other mechanisms via availability and accessibility of foods or parental eating behaviour as food modelling. Parents should offer a variety of foods exposing them to healthy food options or serve as role models for healthy eating and active lifestyles.

    The results in the qualitative work reveal that teachers did not refer directly to the role of nutrition in brain development but they associated diet with both school performance and behaviour. This can be linked to the results in the same research with parents where they spoke in terms of attention and concentration when they were asked about the effects of diet. Teachers in our study perceived that an inadequate daily intake of nutrients from food has an adverse effect on learning, highlighting that it is one of the main reasons for children being distracted and lacking concentration. School staff have been involved in nutritional behaviour studies as assistants, helping medical doctors and psychologists to measure and report some data but they are often in a passive position and do not have an active role in the research. In many of the interviews it became apparent that teachers’ view were influenced by their observations and experiences as parents, rather than their professional training or experience. In educating children about healthy eating teachers strive to promote an ideal optimal nutritional balance, which ensures that children can perform well, both in terms of development and performance. Of the many factors that can influence eating behaviours, a lack of nutrition knowledge is one of the most amenable to change.

    Comparisons among the four countries in the questionaire revealed significant differences in some characteristics of the respondents’ views, especially among parents. They perceive many factors having an influence on healthy or unhealthy food choices. From our results, the reason for this is not clear but it may have something to do with socio-cultural factors: for example, in Germany providing variety was significantly less important to parents but the most important factor in parents food choice in Spain. It was also shown that, in contrast with results from England or Germany, parents in Hungary generally prioritised elements of mental performance. A comparison with the results from the card sorting study reveals that parents in Hungary attributed greater importance to diet in physical and mental development of their children than respondents in the other countries. This rather contradictory result from the same Project may be due to the kind of methodology applyed for each intervention, emphasising the need of making consumers aware of the positive effects of promoting a healthy lifestyle.


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