La puesta en circulación de los billetes y monedas de euro en España, en enero de 2002, llevó aparejada la inmediata conversión de los precios en pesetas a precios denominados en euros. Aunque, en principio, dicha conversión constituía una operación neutral en relación con el nivel de precios, algunas circunstancias aparejadas al proceso de conversión -la existencia de costes de menú, los costes generales de la adaptación o la búsqueda de precios con denominaciones atractivas- hicieron que se produjera un impacto alcista sobre los precios, que incidió, transitoriamente, sobre la tasa de inflación. En este trabajo se analizan algunos de los motivos que indujeron este efecto de la puesta en circulación del euro y se cuantifica su magnitud, en términos de precios de consumo, a partir de la información disponible. Se concluye que el impacto sobre los precios fue moderado y su incidencia sobre la tasa de inflación transitoria y, en cualquier caso, inferior a la que parece desprenderse de la percepción de los consumidores. La discrepancia entre percepción y realidad -una de las peculiaridades de este acontecimiento económico- se analiza también en este trabajo. Otro de los aspectos considerados es la adaptación de empresas y consumidores a la nueva unidad monetaria, adaptación que en un primer momento fue más rápida y sencilla de lo esperado por los agentes económicos, pero que aún no puede considerarse plena.
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