A todos los niveles y en cada uno de los eslabones de la cadena alimentaria humana (Administración, agricultores, pescadores, procesadores, comerciantes detallistas o mayoristas y en especial en relación con los consumidores) es preciso hacer cambios en nuestro modus operandi para evitar el desperdicio de alimentos y permitir la reutilización o reciclado de lo que se desecha en la medida de lo posible. Efectivamente, no podemos permitir que un tercio de todos los alimentos que producimos se pierda a causa de prácticas inadecuadas, cuando 870 millones de personas pasan hambre en el mundo. Por lo que se refiere a los consumidores, la concienciación sobre el alcance del problema (y aprender a prevenirlo) es muy importante. También será decisiva una mejor comunicación entre todos los participantes en la cadena de suministro de alimentos
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