El consumo de alcohol condiciona diferentes grados de desinhibición conductual, se reconoce internacionalmente como un factor criminógeno de primer orden y conlleva repercusiones médico-legales, agravadas si aparecen síntomas psicóticos asociados. En el presente caso, se analiza la implicación del alcohol en la génesis de la conducta delictiva, la repercusión jurídica del cuadro clínico asociado al consumo y las complicaciones médico-legales surgidas en su manejo. Se pone de relieve la necesidad de mejorar la organización de los servicios de urgencias aplicando sistemas de seguridad, tanto activos como pasivos, para evitar los comportamientos suicidas y se aborda la potencial responsabilidad de la institución. En pacientes en que se objetivan trastornos de conducta y peligrosidad social asociada al consumo, resulta de especial relevancia la actuación desde el ámbito médico-forense y jurídico para la prevención de futuras conductas antinormativas. Se analizan las ventajas que supondrían las medidas de seguridad o el tratamiento ambulatorio involuntario.
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