El modelo impositivista normativista modificó la manera de entender el Derecho y aseguró su permanencia modificando, también, el modo de enseñarlo. México importó este modelo y gracias al régimen autoritario de facto que se vivía no fue difícil que se convirtiera en la manera tradicional de enseñar el Derecho. Las Facultades de Derecho dejaron ser auténticas casas de estudio para transformarse en centros de adiestramiento técnico de los futuros funcionarios estatales. Los constructores del sistema legalista-positivista no advirtieron que, al paso de los años, la crisis del Estado moderno, el surgimiento de formas alternativas de solución de conflictos, etc., los estudiantes del modelo tradicional adquirían una serie de datos que al terminar sus estudios e iniciar su carrera profesional eran completamente obsoletos.
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