Cuanto más se acentúen las características de la nueva sociedad industrial, más precisa será la existencia de una infraestructura agraria que proporcione a la comunidad nacional su coherencia y su sentido preciso. Un doble papel ha de jugar nuestra agricultura en el futuro estrictamente económico del país; ofrecer las fuentes permanentes fundamentales de ingreso de divisas y constituir el mercado interior de consumo, esencial para el comercio y la industria nacionales. Las series de medidas preconizadas por el autor para impedir que la agricultura siga constituyendo un "problema social", y que presupone una clara, decidida y firme intervención estatal, son las siguientes: dotar a la empresa agraria de una nueva configuración jurídica que la permita desarrollar un tipo de explotación más racional; instauración de una política decidida de apoyo a los productos agrícolas; buscar un acercamiento de la industria y del campo; el crédito como medio para estimular las inversiones en el sector agrario; adecuada protección social a la población campesina. Medidas que son analizadas detalladamente.
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