En la determinación del comportamiento geotécnico de los suelos están involucradas una gran cantidad de variables físicas ambientales que son de la competencia de diferentes especialistas. Por este motivo estos estudios deben hacerse con la información integrada de un equipo multidisciplinario, en donde cada profesional participante asuma el compromiso de producir una evaluación y zonificación, casi predictiva, del comportamiento de la variable que le corresponde analizar. En este sentido, sin sustituir los estudios sobre calidad de sitio, la cartografía geomorfológica expresada en mapas de estabilidad relativa, se ha convertido en la actualidad en uno de los documentos más valiosos que existen para orientación geotécnica. Al respecto, el concepto de estabilidad relativa ha dado aportes muy valiosos en el sentido que permite pulsar el comportamiento de los terrenos y expresar, en diferentes niveles, sus respuestas ante la ocurrencia de un riesgo determinado.
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