Generalmente el impuesto de sucesiones se defiende en atención al principio de equidad, tanto por gravar una manifestación de la capacidad de pago como por ser un instrumento redistributivo. Sin embargo, por razones de eficiencia, la normativa suele establecer un tratamiento privilegiado a favor de la transmisión de empresas familiares. Ahora bien, el hecho de que este tratamiento introduce inequidades en el impuesto debería llevar a abandonar el objetivo redistributivo y a establecer una tarifa menos elevada que evite distorsiones e inequidades. De esta forma también se consigue adaptar mejor el impuesto a la realidad del mundo actual, caracterizada por una elevada movilidad del capital. En este artículo se analizan los argumentos más relevantes que se dan en defensa del impuesto de sucesiones y se explica cómo se configura el impuesto en el sistema comparado, con el objetivo de presentar unas breves reflexiones sobre el futuro del impuesto en el sistema fiscal español.
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