El artículo intenta mostrar el dinamismo constitutivo del viviente desde el estado embrionario a través de las funciones que. progresivamente lo manifiestan. La identidad del embrión no preexiste a su actividad biológica, sino que se reconoce en el intercambio con el medio y en su autorrealización. El modelo más idóneo para explicar el comportamiento del ser vivo es el sistémico, poniendo el acento en las notas de independencia y autocontrol. En conexión con ello se investiga el alcance de la finalidad en su aplicación al viviente. Por último, mediante una refundición de las notas sistémicas del viviente se indaga su validez en orden a la caracterización del viviente humano como persona.
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