Los depósitos abandonados de residuos mineros consistentes en lodos de flotación procedentes de lavaderos de mineral suponen un problema medioambiental debido, sobre todo, a las concentraciones extremadamente altas de metales (por ejemplo, Zn, Pb, Mn) y metaloides (por ejemplo As) que contienen. A causa de la gran cantidad de depósitos abandonados que existen, es poco viable asumir los gastos y las dificultades técnicas de restaurar todos ellos por métodos como su retirada y transporte a vertedero o su encapsulado. Estas actuaciones deberían priorizarse cuando los depósitos entrañen un riesgo inaceptable por colapso y/o por su cercanía a poblaciones. El fitomanejo puede complementar otras opciones más costosas, ayudando a reducir el riesgo de que los depósitos sean una fuente de dispersión de elementos potencialmente peligrosos, al mejorar sus suelos, facilitar el crecimiento de plantas directamente sobre ellos y mejorar el ecosistema.
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