La paradoja chestertoniana a la que se hace referencia en el título resume la tesis central del libro: la existencia no existe, no puede ser afirmada ni negada, trasciende todo y todo . Por eso se necesita una etafísica transdialéctica, paradójica, barroca, que comprenda el acto de ser como centro de la creación. Santo Tomás, que en la época del Concilio de Trento fue el maestro de toda la síntesis doctrinal católica y a comienzos del siglo XX era el filósofo del realismo que servía para oponerse al racionalismo moderno, se había erigido para la generación de académicos católicos posterior a la Segunda Guerra Mundial en el metafísico de la supremacía de la existencia. Pues bien, para Wilhelmsen el Aquinate debía convertirse ahora en el filósofo de la existencia como síntesis, opuesto a la preocupación por el orden analítico que había desaparecido junto con el mundo del racionalismo cartesiano.
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