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Resumen de Protestas interactivas: el videojuego como medio de reivindicación política y social

Alberto Venegas Ramos, Antonio César Moreno Cantano

  • Chalecos Amarillos franceses manifestándose en Grand Theft Auto V, manifestaciones a favor de Hong Kong en Animal Crossing: New Horizons, revueltas sociales como escenario de fondo en juegos como Watch Dogs: Legion, extremistas creando comunidades en espacios virtuales como Minecraft o Fortnite… El videojuego, como producto cultural que es, no puede evitar dialogar con su tiempo, y en nuestro tiempo la protesta es un mecanismo social recurrente. Aunque con frecuencia se entienda al medio como una fuente de escapismo, la realidad es que nunca dejamos atrás del todo nuestro mundo al entrar en uno virtual. Jugamos, nos manifestamos y a veces ambas cosas confluyen.

    El derecho a protesta (pacífica) se incluye explícitamente en textos como la Declaración Universal de Derechos Humanos o la Convención Europea de Derechos Humanos, y pretende garantizar que los individuos se reúnan para, de manera colectiva, expresarse, denunciar aquello con lo que no están de acuerdo, pedir cambios o promover intereses comunes. Como ideal, es una herramienta que permite a las sociedades abiertas adaptarse, acomodar la diferencia y gestionar tensiones internas, además de reflejar una cierta visión del espacio público. Pero ¿qué pasa cuando ese espacio no es físico, sino virtual? ¿Cuando los jugadores se reúnen en entornos que son propiedad de empresas privadas? ¿O cuando unos desarrolladores crean un espacio virtual propio para manifestar sus posiciones? ¿O cuando la protesta se usa como decorado de ficciones interactivas populares? En resumen, ¿cómo son la protesta en videojuegos y los videojuegos sobre la protesta?


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