El desgaste profesional que sufren los médicos se está convirtiendo paulatinamente en un problema de salud pública. Si los cuidadores se sienten mal cuidados o están exhaustos, es lógico pensar que, al final, quien pierde es la sociedad en su conjunto. En consecuencia, se debería considerar el bienestar de los médicos una prioridad social, aunque solamente sea por una cuestión de inteligencia.
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