El 27 de febrero de 1767 Carlos III firmó el Decreto de expulsión de la Compañia de Jesús de todos sus dominios. Con el fin de eliminar a ese cuerpo peligroso el Conde de Aranda puso en marcha inmediatamente una complicada maquinaria logística, primero en la España peninsular y más tarde en los territorios ultramarinos de la Monarquía.Este libro analiza el proceso de extrañamiento y las repercusiones que tal acontecimiento provocó en la vida política, económica, religiosa y cultural de la más lejana de las provincias españolas, la de Filipinas.En las Islas, la salida de los jesuitas hizo aflorar disputas dentro de la Audiencia de Manila; acarreó al gobierno isleño notables dificultades en la administración de sus temporalidades; y dejó hondas secuelas en su Iglesia.
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