Muchos autores han señalado que la Junta para Ampliación de Estudios, sobre todo en sus primeros años, discriminó a los sectores más tradicionales ideológicamente y sobre todo a los hombres de Iglesia. Este trabajo da a conocer los Clérigos cuyo primer apellido comienza por la letra «A» que solicitaron una pensión de la Junta y hace un análisis detallado de aquellos a los que les fue concedida, así como de Miguel Asín Palacios, director desde 1910 de una de las secciones del Centro de Estudios Históricos, para concluir que, aunque se trate de una pequeña muestra y en espera de posteriores estudios, no hubo tal discriminación
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