Versátil, elegante y desacomplejado, el británico es lo opuesto a un actor acomodaticio. Tras huir de 'Downton Abbey' (y del héroe romántico) lo hemos visto hacer de todo y ahora nos sigue sorprendiendo como contorsionista de géneros en el slasher 'Abigail', y en el blockbuster 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio'.
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