• La Organización Mundial de la Salud reconoce la violencia sexual como un problema mundial de salud pública y derechos humanos con consecuencias de gran alcance para la salud.
• Desde el ámbito sanitario podemos trabajar la prevención y promoción de los buenos tratos y la salud sexual.
• La atención a una agresión sexual debe ser multidisciplinar, coordinada, protocolizada y centrada en la víctima.
• Es fundamental la acogida y el acompañamiento emocional en los dispositivos sanitarios.
• La denuncia no será necesaria para la atención y la recogida de muestras, dando tiempo a la toma de decisiones.
• En los Equipos de Atención Primaria debemos conocer todos los recursos para coordinar la atención, siendo fundamental el apoyo psicológico, social y comunitario para la recuperación.
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