El intento fallido de presentar un documento de principios del siglo diecisiete como el motivo principal de que la novela Mecanoscrit del segon origen empiece con unos platillos volantes destruyendo el mundo, lleva casualmente a descubrir la transcendencia de una amistad entre Jaume Anglí Escolà, natural de Tàrrega, y el escritor Manuel de Pedrolo, el posible motivo real del hecho en cuestión
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