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Resumen de Oficinas Entegra, un edificio nZEB: Barcelona. España

Batlleiroig Arquitectura, Joan Roig, Albert Gil Margalef, Enric Batlle i Durany

  • La sostenibilidad aparece como objetivo prioritario en todas las fases de este atractivo proyecto, reduciendo la huella de carbono, y resolviendo la fachada del edificio con un sistema natural de alta durabilidad y bajo mantenimiento.

    Entegra es un edificio nZEB de oficinas de consumo casi cero, situado en Barcelona, en un chaflán del distrito tecnológico 22@, reconociendo la esquina característica de la trama de Cerdà. Un edificio, con una singular fachada, que fomenta la movilidad sostenible de sus usuarios y la relación con los elementos naturales de su lugar de trabajo. En una fuerte apuesta por la innovación, Entegra cuenta con un paramento de madera carbonizada que sigue el método Yakisugi, una técnica tradicional japonesa de más de trescientos años de antigüedad, adaptada a los más estrictos requerimientos actuales, que consiste en quemar la capa externa de la madera, para asegurar la protección frente a la humedad, el sol y el ataque de insectos. Gracias a él, que mitiga la huella de carbono del edificio, y a una serie de medidas pasivas que ahorran energía, ha obtenido la certificación LEED Gold.

    La fachada juega con los vuelos de los forjados, proporcionando una protección frente a la radiación solar y reduciendo su demanda energética. Con el mismo objetivo, se estudió el porcentaje óptimo entre vidrio y macizo en cada fachada, alcanzando el equilibro entre el aprovechamiento de la iluminación natural y el control de la radiación solar, es decir, entre el confort de los usuarios y la eficiencia energética del edificio. Además, se realizaron diferentes agrupaciones de las densidades por plantas de tal modo que se da un movimiento a la fachada entre los vuelos horizontales que marcan los cantos de forjado.

    Entegra cuenta con una planta baja pública y diáfana, en contacto con áreas libres de la manzana, y ocho plantas de oficinas, en las que la disposición del núcleo estructural en la medianera permite unos ámbitos de trabajo abiertos, flexibles y adaptables a cualquier empresa.

    El proyecto plantea el encaje urbano de la planta baja en su entorno, para lograr que disponga de un acceso acogedor, dinámico, de escala humana y lo más permeable posible con los pasajes interiores de la manzana. Gracias a la creación del gran porche de entrada, situado en el chaflán, se consigue ampliar el sistema de pasajes, potenciando así la relación entre el interior y el exterior del edificio. Además, los pilares del porche se diseñaron con una forma trapezoidal, con el fin de proporcionar un aspecto distintivo a esa zona de paso.

    En el interior, se cuidan al detalle los acabados y mantienen las instalaciones y los forjados vistos, incorporando una solución novedosa de encofrado con textura irregular para la mejora del acondicionamiento acústico.

    La normativa requería un aparcamiento para coches, pero la rampa de acceso obstaculizaría el sistema de espacios públicos que se proponía. Por ello, se optó por prescindir de esa dotación y preservar así el protagonismo del porche y la conexión con el pasaje. A cambio, se ofrece un parking de bicicletas mayor al exigido, además de incorporar unos vestuarios para promover el deporte entre los usuarios del edificio, ya que su vocación se orienta al bienestar de aquellos desde que emprenden el trayecto a su trabajo. Estas medidas consiguen que sea el primero en Europa en obtener la certificación Cycling Friendly, que establece un estándar de calidad para empresas que apuestan por facilitar y motivar el uso cotidiano de la bicicleta entre sus trabajadores y trabajadoras.

    Las oficinas se trabajaron desde el principio con la voluntad de establecer estrategias pasivas que reduzcan la demanda energética del edificio. Todos los elementos de la cubierta se diseñaron en color blanco para evitar que sus materiales absorban y almacenen energía térmica. También se favorece la ventilación natural gracias a un sistema inteligente que, mediante sensores, abre ventanas en la fachada para aprovechar la circulación cruzada a la vez que para el acondicionamiento mecánico.

    Gracias a todas estas estrategias pasivas y a la máxima optimización de las instalaciones, se llega a un consumo de unos 23,9 kW/h/m3 al año, un dato que permite considerarlo como edificio de energía casi cero (nZeb), y que supone la máxima calificación energética a la que opta situándose en el 22@.


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