La figura del personal eventual no debe ser considerada un elemento inconstitucional o una suerte de cuerpo extraño en nuestro sistema. Por el contrario, la existencia de personal cualificado cumpliendo funciones de asesoramiento especial y de apoyo de confianza a los cargos electivos descarga a los funcionarios públicos de tareas que podrían comprometer su objetividad. Sin embargo, como se analiza en este trabajo, una regulación demasiado parca y laxa de este tipo de personal puede propiciar abusos, que se podrían atajar con soluciones legislativas adecuadas que, particularmente, tengan en cuenta las peculiaridades del régimen local.
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