La arquitectura modernista se caracteriza por la abundancia de motivos decorativos inspirados principalmente en la naturaleza, tanto en fachadas como en los espacios interiores de los edificios. Por tanto, cuando se proyecta una restauración o conservación integral de un edificio modernista los criterios de intervención están supeditados a la presencia de elementos ornamentales singulares, como pueden ser los pavimentos de baldosas hidráulicas con diferentes diseños, aplacados de azulejería, revestimientos con madera policromada, peldañeados de gran tamaño y peso, barandillas curvas muy decoradas, carpinterías de madera y forja con decoraciones singulares, vidrieras, plafones, coloridas molduras en falsos techo, etc. Además, en la mayoría de las ocasiones, todos estos elementos singulares y de gran valor patrimonial deben ser desmontados cuidadosamente para proceder a su correcta restauración y tratamiento protector que garantice su correcta conservación. Este trabajo ...
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