Desde que Rusia invadió Ucrania el pasado 24 de febrero, los beneficios de la industria del petróleo se han multiplicado desproporcionadamente. Sin duda, las corporaciones petroleras, junto con las energéticas, son las reinas del tablero en un sistema avaro y hostil basado en los combustibles fósiles, y al que le interesan los conflictos que se convierten en auténticas catástrofes humanitarias.
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