Dídimo Castillo Fernández, Rolando García Quiñones
Las preocupaciones en tomo a los problemas de población no son, ni por mucho recientes. Ya los filósofos de la antigua Grecia plantearon algunas ideas en las que subyace el interés por controlar el tamaño de la población. Platón llegó a sugerir, a partir de una idea de población óptima, que para lograrse el "bien supremo' , las ciudades-estados no debían exceder cierto número de ciudadanos. Aristóteles, en un sentido más enfático sobre las consecuencias de una sobrepoblación -antecediendo a Malthus-, sostenía que dado que la tierra y la propiedad no pueden crecer a la par de la población, un número excesivo de ésta causaría pobreza y males sociales. En este sentido, un número limitado de habitantes para un Estado ofrecería mayores posibilidades de prosperidad. Este es un claro y remoto antecedente de una idea hasta hace poco dominante en las ciencias sociales, particularmente en la sociodemografia.
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