La obra dariana despierta fuertes sentimientos, se le ama o se le aborrece. Como Lili Litvak anota: “Una de las características más notables de la crítica antimodernista es su virulencia” (397). En general se define al modernismo como “un movimiento destinado a renovar la expresión artística en general, su influencia afectó en especial a la poesía [...] para reaccionar contra la objetividad del Realismo y del Naturalismo y para rechazar el excesivo sentimentalismo de los románticos.” (Virgilio 2003: 132). De igual forma, el diccionario virtual de la Real Academia nos proporciona dos definiciones que atañen al rechazo de lo viejo y a una voluntad creadora que se concreta en “innovaciones lingüísticas, especialmente rítmicas, y en una sensibilidad abierta a diversas culturas, particularmente a las exóticas”. Como es mi objetivo probar en este trabajo, estas definiciones sin dejar de ser válidas, son incompletas, ya que carecen del elemento cultural, social y político que interesaba a los modernistas, particularmente a Rubén Darío.
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