La imagen de la gitana se convirtió en un elemento fundamental en la recreación exótica y salvaje que desde Europa se propició del imaginario nacional español, así como también de los relatos propios que reprodujeron este discurso en la construcción pintoresca de una España sazonada de exotismos vinculada con su pasado oriental. Sin embargo, el discurso nacional que se desprende de algunos proyectos editoriales femeninos evidencia recelos a la hora de incluir a la gitana como modelo representativo de la feminidad española por considerarla un personaje marginal. Este artículo analiza las estrategias de inclusión y exclusión de la figura de la gitana en las colecciones de tipos costumbristas de la segunda mitad del siglo XIX a partir de la comparación de dos de los textos más representativos de su inclusión desde una perspectiva de género: Los españoles pintados por sí mismos (1843-1844) y Las mujeres españolas, americanas y lusitanas pintadas por sí mismas (1881-1882).
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