El Duranguesado calificado como Merindad en un momento indeterminado, quizás cuando todavía pertenecía al Reino de Navarra (sin excluir que tomara esta forma institucional más tarde), era inicialmente una de tantas “terras” en la que se dividía el reino de Pamplona en el Alto Medievo. Lo que sabemos con seguridad es que en esta época, y en momentos posteriores, los reyes navarros consideraban que formaba parte del patrimonio de su reino. Esta condición se adquiría por la transmisión hereditaria de generación en generación, convirtiéndose así en tierra de abolengo que no se podía separar de la Corona.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados