Desde hace décadas se vienen estudiando los ambientes más extremos e inhóspitos donde puede persistir la vida microbiana, lejos de la luz solar.
Hace poco se ha dado un paso más y se han descubierto microorganismos en rocas volcánicas situadas muy por debajo del fondo marino, en la misma corteza oceánica.
Los nuevos estudios describen sistemas biológicos que emplean fuentes de energía y se rigen por escalas de tiempo distintas a las habituales, lo que hace pensar en la existencia de vida en otras partes del universo.
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