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Resumen de Los desafíos del racismo a la gestión, docencia, investigación y vinculación social en la educación superior

Daniel Mato

  • El racismo es una ideología según la cual los seres humanos seríamos clasificables en “razas”, algunas de las cuales serían superiores a otras. En América Latina, esta ideología, originada en el periodo colonial, aún impregna las maneras de ver el mundo de buena parte de la población, y sus consecuencias afectan especialmente a las personas y comunidades de pueblos indígenas y afrodescendientes.

    Y aunque en algunos países “latinoamericanos” (expresión que cuanto menos silencia la existencia de pueblos indígenas y afrodescendientes)1 los comportamientos abiertamente discriminatorios hacia personas y comunidades de estos pueblos son menos habituales que tiempo atrás, éstos aún persisten.

    No obstante, el racismo no sólo se expresa y ejerce mediante comportamientos “visibles”, que es a los que suele limitarse la aplicación de la expresión “discriminación racial”. También opera a través de desventajas acumuladas a lo largo de siglos, cuya existencia ha sido “naturalizada”. Se trata de inequidades, desigualdades y exclusiones que se reproducen y multiplican mediante creencias, prejuicios, formas de “sentido común”, normas, dispositivos y prácticas institucionales. A este complejo conjunto de factores se suele hacer referencia mediante la idea de “racismo estructural”.

    Las instituciones y políticas educativas no escapan a estos problemas, sino que son parte de ellos. A lo largo de la historia, los Estados coloniales y poscoloniales han utilizado la educación como un medio para afirmar y legitimar su dominio sobre los pueblos indígenas y afrodescendientes. Sin embargo, desde hace varias décadas, en un número creciente de universidades y otras instituciones de educación superior (IES) de América Latina se han desarrollado posiciones críticas al respecto. Algunas de ellas van más allá de lo argumentativo y orientan prácticas concretas en los ámbitos de gestión, docencia, investigación y vinculación social.2 Este texto busca aportar al análisis de los retos que enfrentan estas prácticas, con el propósito de contribuir a su fortalecimiento.

    1 La expresión “América Latina” no formaba parte del léxico de los movimientos independentistas de comienzos del siglo XIX. La idea de “latinidad” y su aplicación como un adjetivo fue propuesta en 1836 por el intelectual francés Michel Chevalier. “América Latina” como un nombre compuesto apareció por primera vez en un libro del intelectual colombiano José María Torres Caicedo en 1865 (Ardao, 1980).

    2 En este texto, como en otros anteriores, utilizo la expresión “vinculación social” de manera genérica para hacer referencia a lo que en diferentes ámbitos institucionales y orientaciones de trabajo, según los casos, suele nombrarse como “extensión universitaria” (expresión que en algunos casos se acompaña de adjetivaciones como “de doble vía” u otras), “investigación-acción” (en algunos casos planteada además como “participativa”), “aprendizaje servicio” (en algunos casos especificado como “solidario”), “diálogo de saberes”, “voluntariado” y “responsabilidad social universitaria”, entre otras modalidades de acción universitaria (Mato, 2015).


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