Algo ha fallado, si se habla más de crímenes contra la humanidad que de los "derechos de la humanidad" (Rousseau). La base mural del problema del reconocimiento del otro, tanto a nivel individual como social, no se ha planteado u se ha olvidado. Se ha caminado por la senda maquiavélica-hobbesiana, llegando a sus formas integristas más extremas. La democracia, plural y global, constituye la alternativa inequívoca para resolver el problema del reconocimiento del otro sobre una base moral, pero con garantías jurídicas y políticas.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados