La encrucijada en la que nos queremos ver envueltos, y digo bien, por la responsabilidad individual que ello conlleva, en cualquier conducta y/o comportamiento y al final la toma de decisiones, que puede remitirnos y quedar simplificada en la elección del “Placerdolor” (si consideramos el “todo”); o placer o dolor si nos limitamos en nuestras esencias y perpetuamos la inestabilidad de los opuestos; nos abre todo un paradigma de retos y oportunidades. Todo ello, situándolo y discriminándolo en la línea del tiempo de cada uno/a, donde nos encontramos y donde queremos estar y ser.
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