En Crítica de la razón dialéctica, Jean Paul Sartre advierte explícitamente que la vida se halla abierta a experiencias enriquecedoras, alentadas por la intersubjetividad involucrada a través de transacciones relacionales establecidas entre determinados individuos, de carne y hueso, o entre grupos sociales. Teniendo en cuenta este juicio filosófico, un pertinente estudio crítico a lo representado en Siete hombres buenos de Juan Mayorga debería prestar atención a los antecedentes existenciales de los personajes, con el fin de poder estar en condiciones de apreciar sus respectivas acciones, encaminadas a obtener la consecución de ciertos fines utópicos, que, al ser realmente inalcanzables, provocan sentimientos de desesperación e incertidumbre, a todas luces repletos de una inesquivable frustración, nunca desaparecida por completo ni tampoco de modo satisfactorio.
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