Los desplazamientos voluntarios de los seres humanos sobre la superficie del planeta adquieren tres momentos en el transcurso del tiempo: la exploración, el viaje y el turismo. El presente ensayo consiste en un intento de mostrar la percepción que se tuvo en el siglo XX de la experiencia del ‘fin del viaje’; se transitaba entre el viaje como conocimiento y experiencia de transformación personal, y el viaje como movimiento dentro de un mundo básicamente homogéneo, al menos en la forma de su paisaje.
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