La economía mexicana ha mostrado en los últimos años una tendencia depresiva recurrente; por ello, los objetivos de política económica han sido lograr la recuperación económica, consolidar los mercados financieros y abatir la inflación, mediante el ajuste de las principales variables macroeconómicas. Sin embargo, a pesar de que han surgido algunas señales favorables de estabilización que buscan revertir los movimientos especulativos y restaurar las condiciones de estabilidad en los mercados financieros, la política fiscal y monetaria recesivas aplicadas, conducen a una contracción económica con altas tasas de interés.
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