“Vivir de las rentas”, expresión que a muchos nos gustaría formara parte de nuestro argot cotidiano, de nuestro modo de vida; contar con una fuente de ingresos recurrentes, aparentemente fácil, con supuesto poco esfuerzo, al alcance de pocos. Pero no es oro todo lo que reluce, y “vivir de las rentas” no siempre es fácil y tiene sus inconvenientes. En un país en el que la ralentización de la Justicia es el pan nuestro de cada día, no siempre es fácil ejercer de supuesto privilegiado.
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