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El origen de la vida desde un punto de vista geológico

  • Autores: Arturo Gómez Caballero, Jerjes Pantoja Alor
  • Localización: Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, ISSN-e 1405-3322, Tomo 56, Nº. 1, 2003, págs. 56-86
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • El origen de la vida ha sido considerado como el problema científico más importante desde los albores de la ciencia. Para tratar de resolverlo se han elaborado diversas hipótesis que tuvieron inicio con la generación espontánea, sostenida por Aristóteles, que tuviera vigencia hasta 1864, cuando fue desacreditada por los experimentos de Pasteur. A partir de entonces surgieron las ideas acerca del origen químico de la vida, que diferían entre sí en el entorno geográfico considerado. Los primeros registros de tales ideas corresponden a Ernst Haeckel, en 1866, y a T.H. Huxley, en 1868; sin embargo, éstos han sido superados en popularidad por Darwin, quien enunciara la hipótesis, en 1871, de que la vida se hubiese originado en "una pequeña charca tibia". Más tarde, Oparin y Haldane, independientemente uno del otro, propusieron que la vida tuvo su inicio en el mar, en la zona cercana a su superficie o en sus orillas, a partir de un "caldo primordial", hipótesis que alcanzó una gran notoriedad a raíz del clásico experimento de Urey y Miller, en el que se efectuó la síntesis de aminoácidos, publicado en 1953. La hipótesis de la panspermia ("semillas en todas partes"), que proclama el origen extraterrestre de la vida, fue enunciada por Arrhenius en 1903. Esta corriente se ha visto reforzada recientemente por el descubrimiento tanto de supuestas formas de vida en meteoritos marcianos, como de la existencia de sustancias "orgánicas" complejas en el espacio sideral. La presencia de materia orgánica extraterrestre no es de sorprender, puesto que los elementos esenciales para la vida (C, H, O, N) se formaron desde las primeras etapas de la evolución del universo. En la actualidad, es la hipótesis hidrotermal la que debe considerarse como más factible debido a que la profundidad de los mares proporcionaba protección contra las condiciones adversas imperantes en la superficie en esa época, y a que la complejidad de los sistemas hidrotermales proporciona una gran variedad de condiciones que se consideran necesarias para que se haya originado la vida: permiten una gama más amplia de acidez-alcalinidad (pH) y de condiciones reductoras (Eh) que las aguas de los mares; presentan minerales con un extraordinario comportamiento químico, como el grupo de las zeolitas o las arcillas del grupo de la esmectita (montmorillonita); y están sujetos energía geotérmica, con lo cual se evita la influencia nociva de la radiación ultravioleta asociada a la energía solar; y presentan, como posible fuente alterna de energía, una gran diversidad de reacciones químicas exotérmicas, lo que pudiera ser aprovechado para el proceso de metabolismo. La hipótesis hidrotermal, por otra parte, no es ajena a la panspermia. Independientemente de que la vida se haya originado en la Tierra o fuera de ella, el descubrimiento reciente de agua, originalmente en estado líquido, lo que se considera como condición determinante para el origen de la vida, en meteoritos primitivos de la parte exterior del cinturón de asteroides, que fue calentada por la desintegración radiactiva de isótopos de corta vida media en los inicios del sistema solar, hace que la hipótesis hidrotermal trascienda los límites terrestres y se extienda hacia, por lo menos, una parte del sistema solar.


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