El pico de masa ósea se alcanza, normalmente, en la tercera década de vida. Sin embargo, la mayor velocidad de acumulación de capital óseo se produce en el periodo pre y peri puberal, que corresponde con los estadios 2-3 de Tanner. Este periodo es especialmente sensible a los agentes potencialmente osteogénicos, como la estimulación mecánica (actividad física), la actividad hormonal o la dieta. De hecho, los beneficios proporcionados por la actividad física sobre el esqueleto son mayores cuando la práctica deportiva se comienza antes o durante la etapa puberal. Además, el ejercicio físico aumenta los beneficios de la ingesta o suplementación con calcio, e incluso es capaz de contrarrestar los efectos adversos de una dieta deficiente en calcio, en las regiones óseas sometidas a carga. Por otra parte, un aporte energético deficiente se asocia a niveles de masa ósea disminuidos. Por lo tanto, la salud ósea durante el crecimiento y la vida adulta, depende de un aporte adecuado de calcio, vitamina D y energía (calorías), complementado con una estimulación mecánica (actividad física) apropiada a lo largo de la vida.
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