La España del siglo XV estaba dividida en tres reinos cristianos, Castilla, Portugal y Aragón. El gran linaje medieval de los Reyees de Argón había llegado a un brusco fin en 1410, con la muerte de Martín I, y en 1412 el problema de la sucesión aragonesa había sido resuelto por el Compromiso de Caspe, que colocó en el trono aragonés a una rama menor de la casa castellana de los Trastámara.
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